En una escena de la pel¨ªcula documental LFG que cuenta la historia de la lucha de las jugadoras de la selecci¨®n de los Estados Unidos por la igualdad salarial, la delantera Jessica McDonald (tres veces campeona de liga y campeona del mundo en 2019) habla de sus primeros a?os como jugadora de la NWSL. Dice: "La guarder¨ªa costaba m¨¢s de lo que ganaba. Hab¨ªa d¨ªas en los que mi hijo estaba todo el entrenamiento sentado en su sillita y se cagaba y ten¨ªa que parar a mitad de entrenamiento para cambiarlo".
En el mundo se calcula que hay en torno a 1.000 millones de personas que juegan f¨²tbol. De ¨¦stas, algo m¨¢s de 270 millones lo hacen de manera reglada, en equipos federados. En 2019 FIFA lanz¨® el dato de que las mujeres federadas suman catorce millones. Esto nos deja un total de 256 millones de hombres que esta semana entrenar¨¢n con sus equipos. ?Cree el lector que uno solo de esos hombres detendr¨¢ la pr¨¢ctica para cambiar un pa?al?
Esta tarde, en la Sala BBK de la Gran V¨ªa de Bilbao, la Fundaci¨®n Athletic Club proyecta este documental dentro de la programaci¨®n de su festival de cine y literatura Thinking, Letras y F¨²tbol 2021, en cuyo equipo organizador trabajo. En los ¨²ltimos a?os he visto m¨¢s de doscientos documentales de f¨²tbol, de todos los rincones del mundo. Muchos de ellos contaban la misma historia con distintos rostros: la de un grupo de mujeres que luchaba contra el sistema para reivindicar los mismos derechos que los hombres. He visto pel¨ªculas europeas, africanas, asi¨¢ticas y americanas, sobre mujeres que resist¨ªan las amenazas de los integristas, los vetos de sus maridos, las trabas de los propios clubes en los que jugaban, las prohibiciones de sus familias, los impedimentos del sistema, la condescendencia de las autoridades. Mujeres que se travest¨ªan para jugar en espacios p¨²blicos, que entrenaban de noche por las amenazas recibidas, que se rebelaban ante las prohibiciones y las injusticias.
LFG es un acr¨®nimo de Let¡¯s Fucking Go, que se puede traducir como "?Vamos, joder!". Es un canto de guerra, un grito de ¨¢nimo entre ellas al que deber¨ªamos sumarnos tambi¨¦n los hombres. Porque es de justicia, ?vamos, joder!