Una persona que va a entrenar a otras personas
Hay, como en la tarde de este mi¨¦rcoles en Vallecas, un momento del juego, cuando los futbolistas y quienes los preparan tratan de hacer realidad sus sue?os, los que ocurren en los entrenamientos, los que suceden mientras van al colegio en busca de sus hijos, o de sus nietos, cuando reciben noticias sobre la vida ajena al campo de juego, y lloran o se humillan porque aquello que esperaban de su esfuerzo no se cumple o porque simplemente la suerte les dio la espalda.
Eso es lo que vino a decir Carlo Ancelotti cuando sali¨® en defensa de la dignidad de ser humano de aquel que entrena, como Ronald Koeman, cuando no le salen las cosas c¨®mo ¨¦l entendi¨® que deb¨ªan ocurrir cuando se reuni¨® por ¨²ltima vez en el vestuario con futbolistas que tambi¨¦n tuvieron sus propios sue?os y al final fueron superados, en el juego y en el resultado, por aquellos a los que ten¨ªan que batir.
Es "f¨²tbol", se dir¨ªa despu¨¦s. Pero eso que es f¨²tbol, y que es hermoso, se convirti¨® el domingo ¨²ltimo en un infierno para Koeman. Desalmados que arremetieron contra su coche y contra sus ocupantes quisieron pisotear su dignidad de persona. Carlo defendi¨® a Ronald y as¨ª no s¨®lo defendi¨® el f¨²tbol sino su noble ra¨ªz humana. Una persona defendiendo a otra del insulto insoportable de la ira.
En cuanto al partido... igual que a un poeta argentino triste, al Barcelona se le hizo la noche en la mitad de la tarde.