Las penas del ojeador
Como todos los ni?os, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quer¨ªa (como futbolista) y marcharme entre aplausos, a poder ser en el Camp Nou, pero pronto comprend¨ª que no val¨ªa. Entonces, durante un tiempo, quise ser ojeador. Si no pod¨ªa ser yo la gran estrella, ser¨ªa su descubridor. Me patear¨ªa los campos del terru?o regional y las ligas juveniles en busca de diamantes en bruto. Les ayudar¨ªa a conseguir su primer contrato y vivir¨ªa de comisiones. Dir¨ªa orgulloso: "Yo le vi a los 11 a?os y ya se notaba que era un jugador distinto". Ojeador, palabra en desuso. Seguro que siguen existiendo, pero hoy el f¨²tbol de ¨¦lite los ha arrasado. Los clubes ya tienen a sus expertos para reclutar ni?os con talento. Entonces empiezan esa lucha de salmones r¨ªo arriba y, si despuntan, en menos de cinco a?os tendr¨¢n que decidir su futuro. Aunque tambi¨¦n cuenta la suerte, y mucho: ese entrenador que conf¨ªa en ellos, ese agente codicioso. Sobran los ejemplos, pero ah¨ª tenemos a Ilaix Moriba, que quiere irse cuando el Bar?a le retiene, y a Riqui Puig o Collado, que quieren quedarse mientras Koeman les da a entender que se busquen un equipo para jugar m¨¢s.
Aunque ya no es un ni?o, algo parecido sucede con Odegaard en el Real Madrid. ?Se acuerdan del a?o de Odegaard y Halilovic? Las dos promesas que llegaron en el 2014-15, el noruego al Castilla y el croata al filial del Bar?a. Estaban destinados a ser los herederos del gran f¨²tbol europeo. Odegaard se ha pasado seis a?os esperando triunfar en el Bernab¨¦u para acabar en el Arsenal. No est¨¢ mal. ?Y Halilovic? A sus 25 a?os, seg¨²n Transfermarkt est¨¢ sin equipo, tras un peregrinaje de cesiones por Alemania, Italia, B¨¦lgica, Holanda e Inglaterra. Qu¨¦ tristeza. Y en el 2016 llegaba el fen¨®meno Take Kubo, que le ped¨ªa al Bar?a un mill¨®n de euros y estar en el primer equipo en la segunda temporada; le dijeron que no, y el Real Madrid acept¨® esas condiciones y m¨¢s. Hoy sigue en el Mallorca, de cesi¨®n en cesi¨®n. Todos estaban llamados a ser los nuevos Messi, ay.