Bordal¨¢s obliga a Guedes y Mboula va a toda prisa


El deber sobre todas las cosas
Hu¨¦rfanos de Messi y Sergio Ramos, antes de Neymar y Cristiano, el comienzo de LaLiga dibuj¨® unas expectativas felices e ilusionantes, casi por inesperadas. Quiz¨¢ haya perdido la bandera de las grandes estrellas, que todav¨ªa quedan, pero mantiene su vigencia por el poder¨ªo de la clase media-alta. A cuestas con el brillo de su historia, se necesita m¨¢s que nunca al Valencia. No se puede resignar a su nueva condici¨®n y no parece haber mejor entrenador que Bordal¨¢s para recuperar la grandeza competitiva. La inauguraci¨®n ante el Getafe es un gran punto de partida. Salv¨® el contratiempo de la roja expr¨¦s de Guillam¨®n, se recogi¨® en un 1-4-4-1 muy bajo ¡ª41 metros de posici¨®n media¡ª y ofici¨® con un compromiso may¨²sculo. La responsabilidad se personific¨® en Guedes y Cheryshev. En la primera parte, trabajaron entre el tercer central y el carrilero para cerrar todo espacio. Con el cambio a defensa de cuatro de M¨ªchel, no dejaron de seguir al lateral del Getafe. Entre los dos sumaron 25 acciones defensivas y 14 recuperaciones. El mensaje de Bordal¨¢s cala desde el inicio.
Entrenador de los buenos
En otro escal¨®n est¨¢ el Sevilla. La cuesti¨®n ahora es hasta d¨®nde llegar¨¢. El empe?o por dar un paso m¨¢s es m¨¢ximo y pertenece, en buena parte, a Lopetegui. No tiene ya nada que demostrar, pero siempre deja su sello. El Sevilla compareci¨® contra el Rayo con una defensa de tres centrales. Aunque su comienzo result¨® contradictorio, se vio beneficiado por la jaimitada de Luca Zidane. El contexto cambi¨®. No hac¨ªa falta tener tanto jugador por detr¨¢s del bal¨®n. Y Lopetegui dio la vuelta al equipo con cuatro atr¨¢s y las entradas de Lamela y Papu G¨®mez para tener a m¨¢s gente entre l¨ªneas. Ambos naturalizaron los ataques hasta participar en nueve y ocho secuencias de acci¨®n de tiro, respectivamente.

El ca?¨®n del Mallorca
Siempre se dice que la consolidaci¨®n del ¨¦xito resulta m¨¢s complicada que el ¨¦xito de por s¨ª. Desde esta perspectiva, el reto del Mallorca es importante. No puede conformarse con la vitola de equipo ascensor. Se advirti¨® ante el Betis el excelso trabajo de Luis Garc¨ªa y las virtudes de muchos de sus futbolistas. Como las de Jordi Mboula (22 a?os), que vive el f¨²tbol a toda prisa. ?lex Moreno, despu¨¦s Calderon, lo sufrieron en primera persona. Mboula fue una bala. Firm¨® 12 conducciones, con un promedio recorrido de 16,9 metros, para crear dos situaciones de gol. La buena puesta en escena no evit¨® que se percibieran ciertos desajustes con sus compa?eros. Iba tan r¨¢pido que no le pod¨ªan seguir, tanto que a veces le convendr¨ªa pararse antes de poner la directa. Cuando Mboula sea capaz de armonizar sus cualidades con las del resto, ser¨¢ incluso m¨¢s dif¨ªcil que le puedan parar.
La convicci¨®n intacta
Solo un partido fue suficiente para se?alar de nuevo la fe que mueve al C¨¢diz. Su ag¨®nico empate contra el Levante solo se explica desde su obstinaci¨®n en no perder. Del minuto 85 hasta el gol del lateral izquierdo Espino, que se aline¨® con Osmajic en todos los ataques como referencia ofensiva, realiz¨® siete centros al ¨¢rea. Se cree que puede hasta en las situaciones en las que ya pocos creen. El C¨¢diz volver¨¢ a ser un hueso.
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