El 1.500 recupera el aroma cl¨¢sico
Dos atletas espa?oles, Ignacio Fontes y Adel Mechaal, disputar¨¢n la final de 1.500 metros, prueba t¨®tem de nuestro atletismo tiempo atr¨¢s. Las expectativas est¨¢n lejos de las que despertaban Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Manuel Abascal en los a?os 80 o Ferm¨ªn Cacho y Reyes Est¨¦vez en la d¨¦cada siguiente, pero regresa el inter¨¦s por una carrera que recupera algunas se?ales perdidas. Ser¨¢ mayoritaria la presencia de mediofondistas europeos y vuelven los brit¨¢nicos con toda su pompa, y aunque Wightman, Heyward y Kerr tampoco ocupan los titulares que antes llenaban Coe, Ovett y Cram, no se les descarta en el podio.
Se anticipa una final cl¨¢sica. Brit¨¢nicos, espa?oles, australianos -representados en esta ocasi¨®n por McSweyn y Hoare- y estadounidenses -el joven y astuto Cole Hocker conf¨ªa en una carrera de ritmo medio- conocen el ¨¦xito ol¨ªmpico en los 1.500 metros. Kenia, tambi¨¦n. Podr¨¢ apuntalar en el medio fondo el prestigio que sus fondistas han perdido en Tokio. La victoria de Emmanuel Rotich en los 800 metros tapon¨® una herida que se declar¨® profunda en los 10.000 metros y sobre todo en los 3.000 metros obst¨¢culos, donde los atletas kenianos hab¨ªan conquistado el oro en todas sus participaciones desde 1968. Esta vez se quedaron sin medallas.
Abel Kipsang, que en la semifinal bati¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico que estableci¨® su compatriota Noah Ngeny en la final de Sydney 2000, y Tim Cheruiyot figuran entre los favoritos para ganar la prueba. No habr¨¢ m¨¢s presencia de africanos en la final, sorprendente noticia en el 1.500, que ha visto formidables atletas marroqu¨ªes, argelinos, somal¨ªes y tanzanos -el recuerdo de Filbert Bayi y su r¨¦cord mundial en los Juegos de Commonwealth de 1974 es imborrable-.
Nadie sabe si estamos ante un cambio de ciclo o un cambio estructural. El tiempo lo dir¨¢. Tambi¨¦n nos informar¨¢ de la actuaci¨®n del noruego Jakob Ingebrigtsen (20 a?os), el atleta que m¨¢s atenci¨®n ha despertado en los ¨²ltimos a?os. Entrenado por su padre y tutelado por sus dos hermanos mayores, excelentes mediofondistas, el peque?o del tr¨ªo Ingebrigtsen es un producto de dise?o. Se le prepar¨® no para ser el mejor de la familia, sino del mundo.
Los indicadores no han podido ser mejores para el atleta escandinavo, que participa por vez primera en los Juegos Ol¨ªmpicos. Acude con un amplio muestrario de ¨¦xitos en campeonatos de Europa y unas marcas de impresi¨®n. Ha confirmado en la gran escena sus precoces r¨¦cords juveniles. Le falta rematar en estos Juegos lo que no consigui¨® en los Mundiales de 2019.
Ingebrigtsen fue quinto en el 5.000 de los Mundiales y corre el riesgo de a?adirse m¨¢s presi¨®n si no brilla en la final ol¨ªmpica de 1.500. No ha transmitido grandes vibraciones en las eliminatorias y semifinales. Es una prueba donde las sensaciones dicen menos que la capacidad para ocultar fuerzas. Gran parte de la fascinaci¨®n que produce en los aficionados corresponde a su teatralidad. En muchas ocasiones, nada es lo que parece en el 1.500.
La baraja de favoritos es muy amplia, con una ausencia destacable. Faltar¨¢ el estadounidense Matt Centrowitz, campe¨®n ol¨ªmpico en Rio 2016. Rara vez ha fallado en los grandes momentos. Habr¨¢ nuevo campe¨®n en una distancia que ha mantenido en metros el sabor especial de su origen como milla (1.609 metros).