De Grasse, cu¨¢ndo cuenta y d¨®nde cuenta
El nombre de Andr¨¦ De Grasse apenas se cita cuando se abren los pron¨®sticos previos a los Juegos Ol¨ªmpicos o Campeonatos del Mundo. En la cl¨¢sica terminolog¨ªa del deporte, el canadiense se podr¨ªa decir que es el mejor sprinter del que nadie ha o¨ªdo hablar. Si es as¨ª, no es responsabilidad suya. Merece la fama que no tiene. Fuera de Usain Bolt, cuyo dominio concluy¨® con su retirada en los JJ. OO. de 2016, ning¨²n atleta ha sido m¨¢s consistente en las finales que De Grasse, ganador de la final de 200 metros cuando la gran referencia medi¨¢tica era Noah Lyles, ex ni?o prodigio del atletismo estadounidense, bien patrocinado y publicitado, pero incapaz de confirmar su temprana condici¨®n de sucesor in pectore de Bolt. Un estupendo velocista, s¨ª; un campe¨®n de ¨¦poca, no. Fue tercero en la final.
De Grasse ha derrotado a los estadounidenses desde que abandon¨® Canad¨¢ para ingresar en la Universidad del Sur de California, en Los ?ngeles. S¨®lo defendi¨® una temporada (2014-15) de los famosos Trojans, pero qu¨¦ temporada. Con 19 a?os, super¨® a Trayvon Bromell, la estrella emergente en aquellos d¨ªas, y gan¨® las finales de 100 y 200 metros de los campeonatos universitarios. Un a?o despu¨¦s abandon¨® la universidad y se inscribi¨® en el circuito profesional. Desde entonces, De Grasse ha sido un reloj suizo.
Venci¨® en los 200 a su manera, que es la de un dur¨ªsimo competidor al que no se le puede conceder ventaja. Lyles estuvo blando en los trials y no ha mejorado en los Juegos. Sonaba falsa su expresividad ante las c¨¢maras. Pretend¨ªa reclamar una autoridad que no ten¨ªa. En los trials se impuso con muchas dificultades a Kenny Bednarek, un rocoso de verdad. En Tokio gan¨® las series con m¨¢s esfuerzo del que aparentaba. Es el tipo de atleta que a De Grasse le encanta derrotar.
Discreto en las salidas, el canadiense se agarra a las carreras como una fiera. No deja una miga por el camino. De nuevo apareci¨® desde la sombra, remont¨® y afeit¨® uno por uno a los tres estadounidenses: el jovenc¨ªsimo Knighton -nuevo profesional con tan solo 17 a?os-, Bednarek y Lyles. Hab¨ªa registrado el mejor tiempo en las semifinales (19.72) y llevaba siete a?os emitiendo se?ales de su extrema consistencia. De Grasse nunca hab¨ªa ganado un t¨ªtulo ol¨ªmpico o mundial, pero desde los Mundiales de 2015, donde consigui¨® el bronce en los 100 metros, ha visitado con tanta frecuencia el podio -en R¨ªo 2016 fue tercero en el 100 y segundo en los 200- que se entiende mal la tendencia a descartarle en los pron¨®sticos.
De Grasse aparece cu¨¢ndo cuenta y d¨®nde cuenta. Es un atleta para las grandes competiciones. Ofrece sus mejores prestaciones en los momentos que a otros les intimidan. Todas sus mejores marcas las ha conseguido en Campeonatos Mundiales o Juegos Ol¨ªmpicos. En Tokio 2020 fue tercero en la final de 100 metros con su mejor marca personal (9.89). En los 200 se impuso con 19.62 segundos. El r¨¦cord de Bolt (19.19) le queda lejos, pero en eso se parece a todos los dem¨¢s.
La victoria concede a De Grasse su quinta medalla ol¨ªmpica: una de plata y dos de bronce en 2016, una de bronce y una de oro en Tokio. Con 26 a?os disfruta del palmar¨¦s que les falta a todos sus grandes rivales estadounidenses. Aunque su ¨¦xito en los 200 le agregar¨¢ algo de visibilidad medi¨¢tica y comercial, ser¨¢ dif¨ªcil que De Grasse cambie de perfil. Por fenomenales que sean sus actuaciones, no termina de quitarse la injusta etiqueta de campe¨®n de entreguerras.