Simone Biles y las lacras inadmisibles del deporte
Abrumada por la presi車n mental que soporta, Simone Biles renunci車 a participar en las pruebas individuales de gimnasia, horas despu谷s de retirarse del concurso ol赤mpico por equipos. La noticia priva a los JJ OO de su estrella m芍s rutilante y obliga a pensar en las temibles condiciones que pueden presidir el deporte.
Biles gan車 cuatro medallas de oro en Rio 2016, con demostraciones portentosas. Terminado el ciclo ol赤mpico de Usain Bolt y Michael Phelps, la gimnasta estadounidense era la gran atracci車n de los Juegos, una garant赤a absoluta de 谷xito que ha girado repentinamente en una direcci車n imprevista, aunque muy frecuente: los problemas psicol車gicos de los atletas y las dificultades para manejar situaciones que exceden ampliamente la esfera competitiva.
Simone Biles no es una excepci車n en el mundo de los campeones. Despu谷s de ganar ocho medallas de oro en Beijing 2008, Michael Phelps a?adi車 cuatro oros y dos platas en Londres 2012. La cosecha ocult車 la realidad de su estado. Poco despu谷s declar車 que los Juegos hab赤an sido un infierno. Le consumi車 una depresi車n que le empujaba a pensamientos suicidas. Otro fen車meno de la nataci車n, el australiano Ian Thorpe -22 r谷cords mundiales; cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce en sus participaciones ol赤mpicas- ha relatado las mismas angustias que Phelps durante su trayectoria deportiva.
Thorpe y Phelps no son excepciones. En numerosas ocasiones, el 谷xito oculta dramas interiores que son m芍s incapacitantes para vivir que para competir. La excelencia se cultiva m芍s de la cuenta en ambientes t車xicos, degradantes y delictivos. Simone Biles figur車 entre las 245 gimnastas que en 2016 acusaron a Larry Nassar, jefe m谷dico de la federaci車n estadounidense de gimnasia, de abusos sexuales. Nassar recibi車 tres condenas sucesivas, la primera de 60 a?os y las otras dos por un periodo de 40 a 120 a?os cada una de ellas.
El esc芍ndalo destap車 las p谷simas pr芍cticas de los dirigentes federativos, que hab赤an tapado o desestimado denuncias previas contra Nassar y permitido el r谷gimen draconiano del matrimonio Bela y Martha Karolyi, los t谷cnicos rumanos establecidos en Estados Unidos desde 1981, despu谷s de entrenar a la c谷lebre Nadie Comaneci en los Juegos de Montreal 76 y Mosc迆 80. Era de obligado cumplimiento que los mejores gimnastas, con Biles a la cabeza, se adiestraran en su rancho de Texas, en condiciones insufribles de terror f赤sico y psicol車gico. El esc芍ndalo Nassar signific車 su cierre definitivo en 2018.
Una lista p迆blica de USA Swimming (federaci車n estadounidense de nataci車n) recoge m芍s de 200 entrenadores sancionados, varios de ellos de por vida, por agresiones, abusos o conducta sexual inapropiada. Una n車mina igual de extensa se encuentra en la web USA Gymnastics (federaci車n de gimnasia). Es in迆til pensar que esa lamentable realidad se circunscribe al deporte norteamericano. Probablemente ocurre lo contrario: es all赤 donde comienzan a tomarse en serio las conductas que envenenan el deporte y lo pudren.
Simone Biles, afroamericana adoptada por una familia blanca, no ha olvidado referirse en los 迆ltimos meses al problema estructural de racismo que invade a la sociedad y al deporte estadounidense, carga a?adida que ha soportado durante su brillante carrera deportiva. Su 谷xito est芍 construido sobre un talento y esfuerzo descomunales, pero tambi谷n sobre lacras inadmisibles que ayudan a comprender su fragilidad actual.