Unos Juegos en Jap車n muy inc車modos
Entramos en la semana de los JJ OO y la expectativa es muy distinta de la que me planteaba hace un a?o. Los esperaba como el gran reencuentro del mundo consigo mismo, el abrazo a la salida del encierro, el s赤mbolo, a trav谷s de la juventud m芍s saludable del planeta, de la victoria sobre la pandemia. Pero nos han faltado algunos meses, y en Jap車n m芍s tiempo todav赤a. Viviremos unos JJ OO sin p迆blico, con deportistas, directivos y periodistas movi谷ndose en burbujas inc車modas, como sospechosos en libertad condicional. Y con cuatro quintas partes del pa赤s oponi谷ndose a que se lleven a cabo, seg迆n las encuestas. Malo.
Jap車n lleva un enorme retraso en el ritmo de vacunaci車n. La raz車n est芍 en que ha habido malas experiencias con una vacuna contra la viruela en los 60 y con la triple v赤rica en los 80. La consecuencia es doble: unos protocolos sever赤simos para aprobar vacunas y una desconfianza no resuelta entre los japoneses para pon谷rselas. Adem芍s, con su aislamiento, su prudencia y su sanidad han controlado hasta ahora bastante bien los efectos, as赤 que ven estos JJ OO como una invasi車n infecciosa que se deber赤a haber evitado a toda costa. Si el gobierno sigui車 adelante fue porque si no hubiera tenido que afrontar unas indemnizaciones brutales.
?Qu谷 distinto de aquellos de 1964, cuando Jap車n se abri車 al mundo para mostrar su nueva cara tras el desastre de la guerra! Tokio recibi車 a sus visitantes llena de rascacielos de nueva factura, ocho grandes autopistas y un monorra赤l a谷reo del aeropuerto al centro. Una ciudad del futuro, dec赤an los reci谷n llegados. La amabilidad de la poblaci車n fue proverbial. Aquellos JJ OO dejaron grandes nombres: Don Schollander, Bob Hayes, Anton Geesink, Abebe Bikila, que repiti車 el triunfo de Roma, Larisa Latynina, que ah赤 se retir車 con nueve medallas de oro en tres JJ OO. Pero sobre todo dejaron una imagen feliz de un Jap車n renacido. Me temo que ahora no ser芍 as赤.