La pel¨ªcula de cuartos de final
El trauma yugoslavo. Lo llevo dentro de serie, tengo un lunar con la forma de los Balcanes. Desde que nac¨ª. Aquel a?o Katalinski le marc¨® al Chopo Ir¨ªbar en un desempate en Frankfurt y los plavi nos birlaron el billete al Mundial. Que s¨ª, que los herederos de aquella Yugoslavia que oscilaba entre alardear de ser los ¨²nicos comunistas soleados del Tel¨®n de Acero e ir a su bola en las cumbres con los Pa¨ªses No Alineados quiz¨¢ sean los serbios, pero siempre que oigo acercarse a un grupo de deportistas cuyos apellidos terminan en ic, me entran ganas de sacar la bandera blanca por la ventana del sal¨®n. Igual les ganas, pero siguen sembrando p¨¢nico. Ni siquiera cuando entramos en la Comunidad Europea nos atrevimos a mirarles por encima del hombro.
Por eso jugar contra barbudos croatas el mismo d¨ªa que Zlatan Ibrahimovic (de madre croata) presentaba el tr¨¢iler de su biopic con pandilleros parec¨ªa un mal negocio para culminar nuestro gui¨®n en la Eurocopa. Partido loco, bien jugado y mal jugado al mismo tiempo, que deja intactas nuestra capacidad de ilusionarnos con el control de los partidos y reanima la zozobra de sentir que nos hacen un gol con cualquier estornudo. Que avala las decisiones de Luis Enrique y la confianza en Morata (un partidazo con todas las caras del nueve vers¨¢til y una cruz con su cabezazo para atr¨¢s) y a la vez nos hace repasar mil veces las opciones del banquillo durante el partido. Seguimos siendo una canci¨®n de Los Nikis. Ni imperio ni nada. Todo iron¨ªa.
Si lo que un¨ªa a aquella vieja Yugoslavia era la mano de hierro del mariscal Tito, un croata de la estirpe de los partisanos que expulsaron a los nazis, lo que une a Espa?a es siempre la discordia. Hemos perfeccionado tanto lo que Kubala denunci¨® como el 'pecado latino' de nuestro f¨²tbol, ir a los torneos pensando que somos los mejores y destrozarlo todo en cuando algo no sale como esper¨¢bamos, que metemos miedo. Ya empezamos a estar de acuerdo en que nunca estamos de acuerdo, y eso es un argumento perfecto para nuestra pel¨ªcula favorita de suspense: los cuartos de final.