Luis Enrique se gana tener raz¨®n
Por m¨¢s que no lo entiendan, a Luis Enrique le da igual. No se inmuta, cree en lo que hace y conf¨ªa en quien considera oportuno. No le alcanzan las cr¨ªticas porque solo atiende al juego. Y Espa?a, tres fases finales despu¨¦s, aterriza en los cuartos de final con un subid¨®n de autoestima tras un partido tan bello como alocado. A trav¨¦s del f¨²tbol, ¨²nicamente a trav¨¦s del f¨²tbol, la Selecci¨®n fundament¨® el triunfo sobre una Croacia que tambi¨¦n dignific¨® al ca¨ªdo con una actuaci¨®n conmovedora.?No fue una Espa?a compacta, atacada por una inestabilidad defensiva que no deja de inquietar, pero s¨ª fue una Espa?a fluida, arrebatadora y profunda. Congeni¨® desde atr¨¢s, bajo la direcci¨®n de Laporte, extraordinario en la construcci¨®n. Se a?adi¨® la jerarqu¨ªa de Azpilicueta y el patr¨®n de Busquets. Pedri se atribuy¨® la creatividad entre l¨ªneas, Sarabia (despu¨¦s Olmo) explot¨® la debilidad de Gvardiol en el lado d¨¦bil y Morata hizo lo de siempre, esta vez coloreado por el gol. Su juego de espaldas puso en ¨®rbita a Espa?a y ayud¨® a quebrar la descompensada presi¨®n de Croacia. La selecci¨®n de Dalic estuvo horrible en ese aspecto.
El bal¨®n tuvo muchos int¨¦rpretes esta vez y la posesi¨®n de Espa?a no pec¨® de ser previsible.? Desde esa superioridad inicial en la salida, Croacia solo pudo perseguir sombras. Pedri, tan poco valorado por algunos, dio un cl¨ªnic entre Modric y Brozovic. Siempre posicionado para intervenir y con visi¨®n perif¨¦rica para extender el mapa de asociaciones. Espa?a lo hizo tan bien que se crey¨® haber ganado demasiado pronto y abri¨® una puerta a Croacia, estimulada por Orsic, que nadie esperaba. La defensa en ¨¢rea propia fue el principal debe espa?ol. Como reflejo surgi¨® el dudoso rendimiento de Pau Torres. Pero la Selecci¨®n se supo reponer con los de siempre, m¨¢s las estupendas versiones de Dani Olmo y Rodri en la pr¨®rroga, con Unai Sim¨®n y Morata venciendo a los prejuicios y rindiendo a Croacia. Son los hombres de Luis Enrique, que hasta ya se ha ganado el derecho a equivocarse llegado el caso. El juego de la Selecci¨®n se lo consiente.?
Primer pasador
Todo empez¨® en Unai Sim¨®n, al que ni el error categ¨®rico resta credibilidad. Su capacidad para atraer al rival permiti¨® jugar con un hombre m¨¢s. Azpilicueta est¨¢ abierto, recibe e inicia la conducci¨®n del 1-2.