Enredando con el "juego de ni?os"
En la conferencia de prensa a la que atendi車 Luis Enrique se produjo ayer un intercambio que exhibi車 en silencio, por parte del exfutbolista, una importante carga humana. El periodista le pregunt車 a Luis Enrique, sin duda s車lo con la intenci車n de saber m芍s, c車mo se sent赤a ante el tremendo embrollo organizado en este pa赤s tras el incidente provocado por el positivo de Busquets. Mientras se desarrollaba la pregunta, que fue prolija, como suele suceder ahora en todos los 芍mbitos en que nosotros, los periodistas, queremos explicar que sabemos tanto como el interrogado, el rostro del entrenador de la Selecci車n fue remando por todos los mares de su memoria o de su conciencia. En esa cara hab赤a una persona atormentada y de pronto at車nita ante la evidencia de que podr赤a ocurrir que no se le relacionara, siendo tan famoso por el f迆tbol, con la persona humana que hay dentro de su historia como individuo. No hubo en ese trozo del rostro que albergan los ojos sino emoci車n, rabia humana, porque parec赤a evidente que sobre su memoria m芍s querida, y m芍s dura, diluviaban l芍grimas familiares, permanentes, pero que nadie, sobre todo en este momento, ten赤a por qu谷 compartir.

Esper谷 el desenlace de este drama humano como si estuviera asistiendo a mis propias experiencias personales, e imagino, como es natural, que nadie, mir芍ndolo pensar mientras escuchaba la pregunta, sentir赤a otra cosa. Hasta que el periodista acab車 con su leg赤tima curiosidad sobre este momento concreto, y tan debatido, exageradamente debatido, como ocurre ahora con cualquier cosa que parezca provechosa para la audiencia, aunque tenga un recorrido verdaderamente casual o min迆sculo, y entonces Luis Enrique, ser humano atravesado desde hace algunos a?os por la peor de las desgracias, dijo lo que hubiera dicho cualquiera en sus circunstancias, con la sencillez de un individuo que en ese momento hubiera querido estarse yendo.