El l¨ªo de comprar un coche
La diversidad de tecnolog¨ªas y su desconocimiento generalizado complican la elecci¨®n para los usuarios.
Hasta hace poco tiempo, apenas un lustro, el principal dilema que se planteaba el comprador de un coche era el tipo de combustible que m¨¢s le conven¨ªa. Es decir, gasolina o di¨¦sel. La elecci¨®n se basaba tambi¨¦n, claro est¨¢, en otros aspectos como el tipo de carrocer¨ªa, su tama?o, el equipamiento, incluso el color del veh¨ªculo¡ Eran detalles, sin embargo, que el usuario sol¨ªa tener m¨¢s o menos claro, al menos en mayor medida que las incertidumbres de la motorizaci¨®n dependiendo de su utilizaci¨®n.
Hoy el asunto se ha complicado de forma significativa con la introducci¨®n de diferentes tecnolog¨ªas de electrificaci¨®n. A lo habituales propulsores de combusti¨®n interna se han unido los de gas (natural comprimido o licuado del petr¨®leo), los microh¨ªbridos, los h¨ªbridos convencionales, los enchufables y los el¨¦ctricos puros. Un aut¨¦ntico galimat¨ªas para el com¨²n de los conductores, que adem¨¢s debe de realizar su elecci¨®n en un entorno legislativo cambiante: lo que hoy sirve y ofrece ventajas puede que tenga otra consideraci¨®n en un plazo relativamente corto de tiempo.
D¨ªas atr¨¢s, un representante de una marca de importante peso espec¨ªfico en el mercado espa?ol me contaba que los clientes llegan a los concesionarios con preocupantes lagunas de informaci¨®n al respecto. La Prensa realiza una labor divulgativa sobre la cuesti¨®n y los propios fabricantes tambi¨¦n, pero lo cierto es que no siempre resulta sencillo explicar y entender las diferencias de matices entre unas y otras soluciones. Algo que, sin duda, representa un problema preocupante, la adquisici¨®n de un coche exige un desembolso de dinero elevado y equivocarse en la elecci¨®n supone un inconveniente grave y duradero.
Argumentos interesados
Que el consumidor se vaya aclarando se presume ser¨¢ una cuesti¨®n de tiempo. Poco a poco todos nos acostumbraremos a estas nuevas tecnolog¨ªas, las comprenderemos mejor y seremos capaces de saber cu¨¢l es la m¨¢s adecuada para nuestras necesidades. Hemos vivido una aut¨¦ntica revoluci¨®n en pocos a?os, digerir tanta informaci¨®n y en ocasiones tan compleja requiere de ese proceso de adoctrinamiento.
Mientras que as¨ª ocurre, apelemos a la honestidad y profesionalidad de las redes de venta. Los comerciales de los concesionarios tienen la responsabilidad de asesorar de forma adecuada a sus clientes, dentro del abanico de opciones que ofrece su marca¡ o quiz¨¢ fuera de ella. Cada vez es m¨¢s com¨²n que los grandes fabricantes dispongan de todas las opciones que est¨¢n ganando protagonismo en las matriculaciones, desde hibridaciones m¨ªnimas a los el¨¦ctricos puros. Pero no siempre sucede as¨ª y es entonces cuando surge el conflicto y el riesgo para el comprador.
Algunas marcas (las menos) no le encuentran sentido a los PHEV y por ello no cuentan con estos h¨ªbridos enchufables en su cat¨¢logo; otras no tienen el¨¦ctricos y algunas han pasado por encima de los h¨ªbridos convencionales o autorrecargables, por no mencionar la oferta m¨¢s reducida de modelos de gas. Entonces, ?c¨®mo se plantea un concesionario la venta de un veh¨ªculo? Obviamente intentando conquistar al cliente para su sello, por mucho que quiz¨¢ sus necesidades apunten en otro sentido. Antes todas las marcas generalistas contaban con motorizaciones de gasolina o gas¨®leo, as¨ª que sin problema al respecto.
Actualmente, como decimos, el escenario es muy diferente y sobre todo complejo para el comprador. Resulta por tanto esencial madurar la compra, informarse todo lo posible, dedicar tiempo a conocer cada tecnolog¨ªa y, a continuaci¨®n, completar el proceso con la ayuda de los profesionales. Siempre con una idea previa lo m¨¢s argumentada posible, sabiendo lo que necesitamos y que sistema cubre mejor esas exigencias. De otro modo, el l¨ªo que supone comprar un coche nos puede arrollar¡ y amargarnos la vida durante unos cuantos a?os.