El misterio del Madrid
Por m¨¢s que se repita, no deja de ser menos extraordinario. Es un misterio en s¨ª mismo. El escudo perpetuo del Madrid en la Champions le permiti¨® seguir m¨¢s que vivo en la eliminatoria tras una primera parte en la que se temi¨® lo peor para sus intereses. M¨¢s importante que cualquier ajuste t¨¢ctico que hiciera Zidane tras el cacao inicial fue la respuesta emocional de un equipo que compite hasta cuando le van mal dadas. Le da igual ser inferior, incluso sentirse inferior, porque sabe que su momento llegar¨¢. Con este Benzema tambi¨¦n todo es m¨¢s f¨¢cil. El protocolo de partido se acomod¨® al plan de Tuchel. La premisa del Chelsea, cada vez m¨¢s equipo, era atraer al Madrid a su campo para despegarse despu¨¦s en transici¨®n. Y el conjunto blanco, con tres centrales y Marcelo fuera del ritmo del encuentro en el carril izquierdo, pic¨® el anzuelo.
El empe?o de defender en anticipaci¨®n facilit¨® la salida elaborada de un Chelsea que sublim¨® el concepto de jugar de cara con el tercer hombre. Velocidad en la circulaci¨®n (0,8 pases por toque), apoyos continuos y progresiones cuidadas. Kant¨¦ rebati¨® una vez m¨¢s la concepci¨®n generalizada que se tiene sobre ¨¦l y carg¨® el lado d¨¦bil defensivo de Kroos y Marcelo con Pulisic y Azpilicueta a favor de obra. En el otro perfil, Casemiro iba a por Jorginho y los descensos de Mount agrietaban la estructura blanca. Solo la firmeza en los duelos individuales de Militao, la ingenuidad blue en el ¨²ltimo pase y el desacierto de Werner libraron al Madrid.
En esas surgi¨® la genialidad de Benzema. El Chelsea se dio cuenta de que no le era suficiente ser mejor para ganar y atemper¨® su dominio. Tom¨® precauciones l¨®gicas como hizo Zidane tras el descanso. El Madrid repleg¨® en un sistema 1-5-3-2 m¨¢s conservador para no verse sorprendido. Fue una tarea de pura administraci¨®n de los tiempos. El duelo baj¨® el volumen, se equilibr¨® y pas¨® muy poco. Le conviene al Madrid este decorado en lugar de las sacudidas continuas del primer tiempo. Sobrevivi¨® que no es poco. No vulner¨® su c¨®digo gen¨¦tico en la Champions y no se dej¨® arrastrar nunca. Hasta en la reserva da la cara. Es su m¨ªstica.
El riesgo
Casemiro sale de su zona para presionar arriba y fijar los primeros toques de Jorginho. Toda su espalda queda liberada para que el Chelsea pueda transitar cada vez que saque el bal¨®n controlado desde atr¨¢s.