Balas y amores perdidos
Hay s¨¢bados que duelen, y m¨¢s desde que la pandemia se llev¨® el ocio por desconexi¨®n. A menudo, cuando pasa, que te duele el s¨¢bado, el domingo amaneces con la sensaci¨®n de tener el est¨®mago anunado por el desamor, acaso provocado por dos colores deste?idos como los del Real Valladolid, emborronados otro fin de semana por algo que cada vez m¨¢s amenaza con tener un final infeliz. Pero es que son tantas las balas perdidas...
Son tantas las oportunidades malgastadas que hasta cuesta creer en que las perdices acabar¨¢n en el plato, listas para comer, y aquellas noches que antes eran de complicidad alrededor de una copa o de una cena ahora son casi un velatorio telem¨¢tico. No nos enga?emos; aqu¨ª no sirve un "t¨ªo, pasa de ella". Las palabras son bald¨ªas cuando las promesas, como la primera mitad contra el C¨¢diz, se van al traste con otra decepci¨®n como la de la segunda. Aunque quiz¨¢s el amor tambi¨¦n es eso, todos aspiramos a uno estable, y de un tiempo a esta parte, nada m¨¢s lejos.
El coraz¨®n, anestesiado, ya no se enfada como antes cuando del otro lado lo prometido no se cumple. Las ruedas de prensa, llenas de t¨®picos, cuando no incluso carentes de sentido cr¨ªtico, son para el aficionado lo que para una relaci¨®n un "voy a cambiar, de verdad", pero luego la otra parte no lo hace. La vida se mide en hechos, y lo cierto es que el Real Valladolid ha hecho poco esta temporada, para m¨¢s inri, la del p¨²blico fuera de los estadios. Que nadie se extra?e si luego el arraigo es menor o si alg¨²n enamorado se queda en el camino de vuelta.
Tras tantas oportunidades malgastadas y tantas balas con el tiro errado, quedan seis para encauzar algo que puede terminar con el objetivo cumplido, pero dif¨ªcilmente bien. Porque existe un desgaste que no se reparar¨¢ tan f¨¢cilmente (como si la permanencia lo fuera), y quien crea lo contrario se estar¨¢ autoenga?ando. No obstante, lo primero es lo primero: ajustar el tiro y que el Real Valladolid pruebe algo que hasta ahora no ha hecho: que merece quedarse en Primera. Con esa obligaci¨®n, San Mam¨¦s espera. Lo contrario ser¨¢ seguir perdiendo amores y balas.