El problema m¨¢s desconocido de los coches el¨¦ctricos

Son varios los factores que complican el despegue del coche el¨¦ctrico en la mayor¨ªa de los mercados en general y en el espa?ol en particular. Los m¨¢s evidentes apuntan a una nefasta red de recarga, al previo elevado de los autom¨®viles sin emisiones y a su autonom¨ªa todav¨ªa muy limitada para un gran n¨²mero de usuarios.

Sobre este ¨²ltimo aspecto del alcance de las bater¨ªas planea de nuevo la alargada sombra de la correlaci¨®n entre los datos homologados y la realidad de la conducci¨®n, lo que supone la repetici¨®n de un grav¨ªsimo error que ya se produjo durante a?os con los motores convencionales de combusti¨®n. Vaya por delante que la responsabilidad de esta enga?ifa no corresponde a los fabricantes, sino a los organismos encargados de verificar los consumos de los veh¨ªculos, sean del tipo que sea.

Me cuesta entender que en el inicio de la nueva era de la automoci¨®n y la movilidad, enmarcada en un escenario de sostenibilidad, respeto por el medio ambiente y transparencia, se vuelva a caer en la misma trampa de tentar a los usuarios con cifras de consumo, en este caso de energ¨ªa el¨¦ctrica, que distan mucho de esa realidad cotidiana. Sobre el papel, el actual ciclo de homologaci¨®n WLTP (Worldwide Harmonized Ligth Vehicles Test Procedure, por sus siglas en ingl¨¦s o procedimiento armonizado de ensayos de veh¨ªculos ligeros) resulta m¨¢s fiable que el precedente conocido como NEDC.

Sin embargo, a la hora de la verdad los ensayos de laboratorio, como sigue siendo en el WLTP, difieren de forma significativa a los obtenidos en conducci¨®n en carretera, incluso siendo mucho m¨¢s exigente con cuatro diferentes ciclos de medici¨®n. Sin adentrarnos en farragosas cuestiones t¨¦cnicas, la clave de la cuesti¨®n es que los datos con ofrecen los fabricantes una vez homologados estos consumos son irrealizables en una utilizaci¨®n normal por el automovilista.

Llegan los problemas

El asunto podr¨ªa parecer balad¨ª pero desde luego no lo es. Nunca lo fue, sin embargo cuando la autonom¨ªa depend¨ªa del repostaje en una estaci¨®n de servicio de un motor t¨¦rmico la problem¨¢tica pod¨ªa considerarse secundaria. Est¨¢bamos habituados a diferencias entre el 20 y el 30% entre los consumos homologados y reales de gasolina o gas¨®leo, lo que afectaba al bolsillo del automovilista¡­ pero poco m¨¢s (aunque desde luego tampoco es desde?able).

El problema con los coches completamente el¨¦ctricos es que cualquier error de c¨¢lculo puede terminar en el arc¨¦n inmovilizados. No me parece de recibo que se venda a un cliente un veh¨ªculo el¨¦ctrico con las expectativas de realizar hasta 320 kil¨®metros, por citar una cifra, y que en la pr¨¢ctica esa cifra se quede reducida a 250 kil¨®metros o incluso menos.

Ampliar

Porque en ese supuesto, el conductor tendr¨¢ complicado resolver la situaci¨®n, no le bastar¨¢ con buscar la gasolinera m¨¢s cercana; por el contrario, deber¨¢ localizar uno de los poco frecuentes puntos de recarga el¨¦ctrica, cruzar los dedos para que est¨¦ operativo, que se encuentre libre en ese momento y dedicarle un tiempo determinado a completar el proceso.

Insisto en que los fabricantes de modelos el¨¦ctricos, la mayor¨ªa en estos momentos, se ci?en a la homologaci¨®n obligatoria y, por tanto, nada que replicar en ese sentido. Lo que parece incomprensible es que los ciclos dise?ados para controlar un par¨¢metro tan determinante carezcan del nivel de precisi¨®n y fiabilidad exigible en una industria como la de la automoci¨®n.

B¨¢sicamente porque defraudar el cliente, al comprador y usuario, resulta contraproducente. La decepci¨®n que surge al verse insatisfechas las expectativas solo provoca desconfianza y malestar, justo lo contrario a lo que las marcas pretenden ofreciendo cada d¨ªa productos de mayor calidad, fiabilidad y eficiencia.