Zidanes y Panenkitas
En esto de la b¨²squeda de la eternidad, hay que reconocer que Zinedine Zidane nos lleva bastante ventaja al resto de los mortales. La tom¨® como futbolista descomunal, para m¨ª uno de los 5 grandes (sin contar los que est¨¢n en activo, con Don Alfredo, Pel¨¦, Johan y el Diego) de todos los tiempos, y la sigue ampliando como entrenador, con sus t¨ªtulos, sus hombros diciendo "Y a m¨ª, plin" y su media sonrisa de "T¨² sabes que yo s¨¦ que ninguno de los dos queremos estar aqu¨ª" en las entrevistas. Al menos, de momento, porque nunca se ha poetizado lo bastante sobre c¨®mo algunos genios del bal¨®n echan a perder el mito siendo mediocres entrenadores, sepultando el bello cad¨¢ver que toda leyenda deja con descensos jugando con cinco defensas y ruedas de prensa culpando al empedrado.
Sin embargo, hay algo en lo que los mortales periodistas aventajan a los futbolistas, incluso a los que siguen como t¨¦cnicos. Es el cuento de Monterroso convertido en relato balomp¨¦dico. Me avis¨® mi padre, goleador perico, cuando yo jugaba al f¨²tbol a buen nivel y aspiraba tambi¨¦n a ser periodista. Ri?¨® con un gacetillero que le puteaba un a?o que el Espanyol no andaba bien: "Lo triste es que cuando yo me retire, t¨² seguir¨¢s escribiendo tonter¨ªas". Y era cierto: cuando despert¨®, el periodista segu¨ªa ah¨ª, con una vida m¨¢s larga que los futbolistas. De esa eternidad me acuerdo al ver que hay cr¨ªticas a comunicadores en nuevas redes y se habla con desd¨¦n de panenkitas. Llegu¨¦ tarde, pero a m¨ª me habr¨ªa encantado ser un panenkita. Significar¨ªa que me he buscado la vida por los nuevos mundos futbol¨ªsticos cuando podr¨ªa estar toc¨¢ndome la gaita mientras espero que alguien me d¨¦ un trabajo, como sigue pasando en las facultades. Por supuesto, hay panenkitas buenos y malos, como millonarios del periodismo buenos y malos, pero el error es doble: pensar que todo lo nuevo es revolucionario o tenerle miedo al cambio.
Entre medias, mientras est¨¢ en juego el pastel publicitario y la federaci¨®n jubila un logotipo inspirado en Mir¨® con otro de aspirinas que tambi¨¦n caducar¨¢, lo eterno es lo que permanece. El dinosaurio son los goles.