ASMR despu¨¦s de BDSM
Como fumarse la tacha de un petardo y acto seguido comerse un polvor¨®n, as¨ª fue la entrevista a Rufete en La Grada. Primero la garganta quema, toses para estabilizar y luego el polvor¨®n hace de martirio suave, suave, hasta que pesa y la mand¨ªbula, agotada de hacer bola para tragar trocito a trozo, como caer¨ªa el alpiste en un pegajoso comedero de p¨¢jaros, empieza a doler. Cuando el director deportivo del Espanyol habla, suena a radio lejana en pa¨ªs extranjero. Su habilidad para adormecer y desconcertar es fascinante. No ayuda empezar con una imagen de su cara tachada, no. Pero da igual, porque hay tantas posibilidades de que responda a la pregunta como de que cometa un patinazo. Su poca habilidad para la comunicaci¨®n es la quintaesencia del equilibrio en decir nada.
La entrevista fue algo as¨ª como ASMR despu¨¦s de BDSM. Tras semanas de cr¨ªticas y de se?alar culpables, la jornada fue redonda y el Espanyol volvi¨®, goleada mediante, a los puestos de ascenso directo. Fue un partido de poner mejilla y recibir guantazos como los de RocknRolla, con el dorso de la mano, que transporten a la infancia. Embarba, apagado, arrastraba unas pol¨¦micas declaraciones: pues un gol y dos asistencias en tres minutos. Melendo, cuestionado: un tac¨®n m¨¢gico. Y Pedrosa¡ ?Pedrosa! En verano titul¨¦ as¨ª una columna: ¡®S¨®lo s¨¦ que D¨ªdac jugar¨¢¡¯. Nada que a?adir. Adoro que los jugadores del Espanyol me callen a palos. Total, ser periquito es entregarse al sufrimiento.

Este lunes por la ma?ana, adem¨¢s, el club acert¨® en los tempos y colg¨® un v¨ªdeo sin sensibler¨ªas ni discursos est¨¦riles en el que, de pronto, se escuchan las entra?as de un vestuario herm¨¦tico y distante. ¡°Disfrutad, disfrutad, que es lo m¨¢s importante. Y ganar, ganar otra vez¡±, arenga David L¨®pez. En algo m¨¢s de setenta y dos horas se pas¨® de vivir en un empate permanente y triste a disfrutar de una goleada, o¨ªr al vestuario y usar de nuevo a Rufete de sparring, que ya es algo. El Espanyol es muy culpable de mis desequilibrios emocionales.