Laporta y la arenga de Gettysburg
Laporta no s¨®lo se mor¨ªa de ganas de volver a ver al Madrid, se mor¨ªa de ganas de regresar al que es su h¨¢bitat natural. Con un dominio de la escena brutal, el nuevo presidente respondi¨® a la pompa de su segunda coronaci¨®n con un discurso estupendo. Una arenga de Gettysburg para los barcelonistas en la que mezcl¨® la emoci¨®n indisimulada, el mensaje a Messi, la iron¨ªa y la h¨¢bil capacidad para tocar todos los palos con la sutileza justa para ser interpretado pero no archivado. Con un plumazo pas¨® por encima de la dificultad para lograr el aval ("como dijo Cruyff, s¨®lo Dios sabe lo que ha costado llegar hasta aqu¨ª"), templ¨® gaitas con uno de los principales patrocinadores del club, Estrella Damm, tras haber tenido su sede en la de Moritz, su principal competidora, se meti¨® a los trabajadores en el bolsillo nombrando al presidente del Comit¨¦ de Empresa del club y hasta tuvo tiempo de dar la bienvenida al representante de LaLiga.
Si alguien ha nacido para presidir, ese es Laporta. Gestionar es otra cosa, pero el carisma del presidente es tan innegable como su capacidad de convertir una chapuza como la gesti¨®n del aval a ¨²ltima hora tras la salida del su hombre fuerte econ¨®mico, en una victoria ¨¦pica que se celebr¨® a las tres de la ma?ana cantando el himno en una notar¨ªa. Como agitador y motivador no tiene rival. Puede que eso no garantice nada, pero por lo menos es mucho m¨¢s de lo que hab¨ªa. Alguien dir¨¢ que falt¨® concretar un plan de actuaci¨®n, pero no ser¨¢n los socios del Bar?a, que en cualquier otra toma de posesi¨®n de otro presidente hubieran asistido a un acto simplemente protocolario, pero con Laporta no hay nada funcionarial.