B車tox para el alma
Cuando leo noticias sobre una posible vuelta de Cristiano al Madrid, un peque?o duende me susurra que no me haga ilusiones, que es una locura, que todav赤a no hay nada real y que segundas partes nunca fueron buenas, salvo Terminator 2. Luego veo al Madrid atacando al Elche con la fiereza de un koala hasta arriba de propofol y el mismo duende me grita SIUUUU con la camiseta del portugu谷s puesta.
Si alguien me preguntara a d赤a de hoy si veo sentido a un posible regreso de Cristiano, mi primera respuesta ser赤a un 'no' rotundo. No parece una operaci車n con demasiado sentido ni recorrido. Mejor pasar p芍gina, apostar por el futuro y no estropear su inmenso legado con una vuelta por la puerta de atr芍s. A veces hay que saber despedirse, por doloroso que sea, para que te puedan echar de menos. Pero la traves赤a por el desierto est芍 siendo tan larga que la idea de tener de vuelta a Cristiano suena a oasis con palmeras, aunque luego acabe siendo todo un espejismo. Pero es que pienso en otro partido con el pobre Casemiro como referencia m芍s inspirada en ataque y me dan ganas de empezar a robar huchas del Domund o a vender galletas puerta a puerta vestido de boy scout con tal de financiar el fichaje de Cristiano, de Haaland o de quien me prometa un m赤nimo de disparos a porter赤a.
Henry, Shevchenko, Scholes, Kak芍, Drogba o Torres, entre otros muchos, ya volvieron al club donde brillaron y forjaron su leyenda cuando ya se estaban batiendo en retirada. Casi nunca con 谷xito. Esa es la trampa de la nostalgia. Volver a donde fuiste feliz con la pretensi車n de que todo siga igual, como si el tiempo se hubiera congelado para ti. Buscar de nuevo esa sensaci車n: el aplauso, el esplendor en la hierba, la admiraci車n.
Pero tambi谷n es muy humano. Y admito que eso me gusta. Ese rapto de romanticismo y nostalgia. Y hay otra cosa adem芍s que me hace querer creer en esa hipot谷tica vuelta. Cristiano y yo tenemos la misma edad. Con apenas un mes de diferencia. As赤 que me lo tomo como una tremenda afrenta personal cada vez que alguien insin迆a que el de Madeira est芍 acabado.
Porque mientras Cristiano siga marcando goles, yo seguir谷 siendo joven. Cristiano me est芍 regalando tiempo con cada gol que marca. Con cada cabezazo que manda a las redes, elev芍ndose majestuoso entre defensas rivales, me congela la eternidad. Y eso no tiene precio. Es b車tox para el alma. Dec赤a David Trueba que la juventud termina el d赤a en que tu jugador de f迆tbol favorito tiene menos a?os que t迆. Hoy cumplo 36. Y por eso necesito a Cristiano.