El pirag¨¹ismo naufraga de ¨¦xito
El pirag¨¹ismo espa?ol es una potencia mundial, un fijo en el medallero ol¨ªmpico del siglo XXI, en el que lleva cuatro Juegos consecutivos subido al podio en diferentes modalidades, con un total de doce medallas, cinco de ellas de oro. Unos resultados que, por supuesto, se repiten en Campeonatos del Mundo y de Europa. Durante este tiempo se han fraguado nombres ilustres del deporte nacional, como David Cal y Sa¨²l Craviotto, dos hist¨®ricos. Ese nivel tan alto se traduce tambi¨¦n en una competencia interna fiera en algunas disciplinas, una situaci¨®n que se ha agravado para Tokio, donde la pol¨ªtica del COI de buscar la paridad de g¨¦nero en la participaci¨®n y de no masificar los Juegos ha reducido mucho el programa. En las pruebas de sprint s¨®lo pueden acudir seis palistas masculinos. Y no caben todos.
El rompecabezas se encuentra en el K4 500 y el K1 200, dos pruebas para las que Espa?a dispone de seis palistas estelares, seis fen¨®menos con un reconocido palmar¨¦s internacional, pero s¨®lo cuatro de ellos podr¨¢n viajar a los Juegos. Son Craviotto, Cooper, Toro, Garrote, Germade y Ar¨¦valo. Para resolver el embrollo, la Federaci¨®n Espa?ola ha organizado unas jornadas selectivas enga?osamente objetivas. Las pruebas individuales de unos Trials no generan ninguna duda. Gana el mejor crono. Y punto. Carlos Ar¨¦valo se coron¨® en el K1. Sin discusi¨®n. Pero el jaleo ha venido en el K4, cuyo punto de partida ya situaba a Craviotto y Ar¨¦valo como fijos en las tres combinaciones, lo que les otorgaba cierto poder para elegir a sus compa?eros ol¨ªmpicos. Eso es lo que sospechan Toro y Garrote, y lo que ha denunciado el expresidente federativo, Juanjo Rom¨¢n, que acusan a ambos de favorecer con su rendimiento a Cooper y Germade. Trasona se ha convertido en un polvor¨ªn. Y la experiencia ha demostrado que el concepto de objetividad no es posible en pruebas de grupo. Un l¨ªo de dif¨ªcil soluci¨®n.