El reciclaje de Marcelino y el ego de Guedes
El idilio
El Athletic divisa la gloria copera por dos veces y pasa p¨¢ginas en LaLiga con la percepci¨®n de que todav¨ªa tiene cosas que decir. Aunque no hay que desmerecer el trabajo de Garitano, que con perspectiva ser¨¢ bien mirado, la llegada de Marcelino le ha dado una conciencia de victoria may¨²scula. Se pide ganar en cada partido, con independencia del rival y del momento, una cualidad que parec¨ªa desvinculada hace un tiempo de su c¨®digo gen¨¦tico. Ese rasgo del viejo Athletic se aprecia de forma clara en el conjunto de hoy. Sin ninguna revoluci¨®n nominal, juega con honestidad y ambici¨®n, no desfallece y hasta tiene ese punto necesario de suerte. Necesitaba este reciclaje el Athletic. Tambi¨¦n el tiempo de espera de un nuevo banquillo ha evolucionado a Marcelino. No se recuerda un bloque suyo con tanta agresividad posicional. Solo Real Sociedad, Eibar y Barcelona recuperan m¨¢s cerca de la porter¨ªa rival ¡ª74,8 metros de distancia media¡ª y es el segundo equipo que m¨¢s acciones de presi¨®n en el ¨²ltimo tercio del campo realiza (36). De otra forma, pero a su manera, el Athletic y Marcelino reclaman su lugar.
Ser bandera
Los pecados de vanidad en el futbolista no son ninguna rareza. Se repiten controvertidos gestos de supuesta reivindicaci¨®n personal, que obligan a los departamentos de comunicaci¨®n a crear justificaciones a veces delirantes. Primero fue Jo?o F¨¦lix, ahora ha sido Gon?alo Guedes (24 a?os). Ambos no son carne de secundarios, pero han acaparado m¨¦ritos para ver desvalorizada su posici¨®n. Guedes logr¨® rebelarse ante el Villarreal con su gol despu¨¦s del ostracismo por el fat¨ªdico partido de Valdebebas. Est¨¢ en una etapa decisiva de su carrera. Necesita ser m¨¢s part¨ªcipe ¡ªsu media de pases clave por partido ha descendido de 1,5 a 0,6 esta temporada- y constante. Hacer menos aspavientos superfluos y abanderar el dif¨ªcil proyecto del Valencia.
La presencia
Ante un Sevilla fundido, el Elche recarg¨® su capacidad competitiva y puso una pica inesperada para su salvaci¨®n. Es evidente, ya se ha escrito, la metamorfosis que ha sufrido con Escrib¨¢. La mejor¨ªa es sustancial desde la individualidad al colectivo. Se percibe otra intenci¨®n en el juego, bien personificada en la figura de Ra¨²l Guti (24 a?os). Con Almir¨®n su f¨²tbol estaba condicionado y no asum¨ªa tantas responsabilidades ofensivas como debiera. Tiene que sentirse protagonista en ataque y frente al Sevilla lo fue y marc¨®. Guti sum¨® 16 toques en tres cuartos de campo y otros cuatro en el ¨¢rea de Vaclik.
Cuando caes
Se disculp¨® Mendilibar de la derrota ante el C¨¢diz y de los nueve partidos sin conocer la victoria con un argumento cargado de raz¨®n. El Eibar no juega tan mal como para perder, pero pierde. En esta maldita racha, seg¨²n la m¨¦trica de goles esperados ¡ª¨ªndice que da una probabilidad de que una ocasi¨®n sea gol en funci¨®n de la jugada¡ª tanto a favor como en contra, tendr¨ªa que haber ganado seis encuentros (Levante, Atl¨¦tico, Valladolid, Elche, Huesca y el mismo C¨¢diz). En el Carranza cay¨® por su falta de punter¨ªa y por el acento goleador de Negredo, que acumula siete tantos cuando solo deber¨ªa llevar cinco seg¨²n los modelos predictivos. La estad¨ªstica avanzada dice una cosa, pero la realidad es otra.