Mbapp¨¦ y lo que est¨¢ a punto de empezar
Un d¨ªa libre. Un pincho de tortilla de patatas poco cuajada. Ordesa, de Manuel Vilas. Tu s¨¦ptimo noviazgo. Una carrera universitaria cuando ya peinas canas. La tarta de queso de La Vi?a. Tu primer gin tonic de la sobremesa. El reencuentro con amigos del colegio. La primavera. El primer Cl¨¢sico de la temporada. Una juerga como Dios manda. El fichaje de Mbapp¨¦ por el Madrid. Antes de los comienzos solemos tener un pico de euforia. Nos relamemos. Gozamos. No hay mejor momento en las vacaciones de verano que el ¨²ltimo d¨ªa en la oficina. Golpeas el teclado al ritmo de Georgie Dann, recibes las ¨®rdenes como quien oye al vendedor de refrescos y coco y todo te resbala porque ya est¨¢s embadurnado en crema solar (factor 50). En ese momento se levanta ante ti un horizonte con tremendas posibilidades. Incluso en ¨¦pocas de restricciones, lo imposible se vuelve l¨ªquido y est¨¢ a tu alcance: ligar¨¢s como nunca, leer¨¢s como siempre y har¨¢s cola en el Nuevo Bernab¨¦u para la presentaci¨®n de Mbapp¨¦. En esas est¨¢ el madridismo despu¨¦s de la coronaci¨®n del franc¨¦s en el Camp Nou. Imagin¨¢ndoselo en Chamart¨ªn, ilusion¨¢ndose con lo que puede llegar, empezando a ser feliz.
Porque este Madrid, carente de emoci¨®n, necesita recuperar el entusiasmo, la ciencia ficci¨®n, la fantas¨ªa, el descaro, el dominio en el ¨¢rea y el delirio en la masa social. Y ese estado de ¨¢nimo, perd¨®neme quien tenga que perdonarme, no lo da un techo retr¨¢ctil ni un revestimiento plateado. Tampoco tiros al aire como Militao, Jovic, Reinier o, si me apuran, Vinicius (no menciono a Hazard porque en el Madrid a¨²n no ha jugado Hazard). Ni Zidane, pese a su gloria, sus m¨¦ritos y su eternidad. La ilusi¨®n la genera lo extraordinario, lo exuberante, lo asombroso, lo singular. El hormig¨®n no brilla. Entre la espiral de ahorro que inici¨® Florentino para su obra arquitect¨®nica y la llegada al ring de econom¨ªas pesadas y alimentadas por Estados, el presidente blanco introdujo su filosof¨ªa de mercado y aquel "ha nacido para jugar en el Madrid" en un caj¨®n, que es donde se suele olvidar el pasado. En los ¨²ltimos a?os, el club suele realizar encuestas pulsando la opini¨®n del socio sobre entrenadores, jugadores o fichajes. Ese dinero dedicado a pagar a la empresa demosc¨®pica en cuesti¨®n puede ahorr¨¢rselo porque anoche hubo mayor¨ªa absoluta, un grito que retumb¨® en las repletas gradas de Twitter y que ten¨ªa como objetivo despertar al presidente de ese letargo gal¨¢ctico para mirar al futuro.
La exhibici¨®n de Mbapp¨¦ en el Camp Nou desempolv¨® el error que cometi¨® Florentino cuando tuvo al delantero, a¨²n en el M¨®naco, encandilado pero lo dej¨® escapar por mantener a Bale. Pero tambi¨¦n dej¨® un mensaje: "F¨ªchalo". El dirigente tiene ante s¨ª un reto para volver a reconocerse en el espejo. La contrataci¨®n de Kylian, por supuesto, no es sencilla en estos tiempos de angustias de tesorer¨ªa. El m¨²sculo econ¨®mico del PSG, caliente para acometer la renovaci¨®n del crack, y un proyecto ambicioso en torno a su figura (Neymar ronda la treintena y en Europa hay pocos equipos con planes atractivos) no son cualquier enemigo. Pero en este Madrid, ahora s¨ª, urge un impulso, t¨¦rmino que en el diccionario de Florentino siempre ha significado un cambio dr¨¢stico (Del Bosque, Ancelotti...). Un trueno.
Hay quien augura que el golpe que ha dado el jugador en la mesa del Barcelona, asumiendo el liderazgo sin Neymar en una plaza majestuosa, har¨¢ al club franc¨¦s quemar sus naves para blindar a su estrella, olvid¨¢ndose del sue?o de Messi y dejando al Madrid blanco como la cal. Son los mismos que afirman que es mejor que el PSG caiga en la Champions para que germine en Mbapp¨¦ un descontento que le lleve a Madrid. Un servidor, como es habitual por otra parte, explora el camino contrario. Una hipot¨¦tica Copa de Europa de los parisinos, la obsesi¨®n de la entidad, supondr¨ªa un cierre perfecto a la etapa de Mbapp¨¦ en Par¨ªs y el trampol¨ªn para iniciar nuevos desaf¨ªos a una edad id¨®nea para asaltar la Historia. Recuerden la alegr¨ªa reside en lo que est¨¢ por empezar. Puestos a so?ar, ?por qu¨¦ fabricarse sue?os rotos? Mbapp¨¦ tiene 22 a?os, un contrato hasta 2022 que a¨²n no ha renovado, una ni?ez empapelada con posters de Cristiano de madridista y la sart¨¦n por el mango. Los ingredientes para que se cocine otro culebr¨®n ya est¨¢n lavados y cortados. El madridismo s¨®lo espera de Florentino que a la comida lleve una servilleta. Y que no se ponga techo...