?Tienes un trastorno mental por practicar deportes outdoor?
Para los psic¨®logos "la probabilidad de alteraci¨®n afectiva o di¨¢tesis es mucho mayor en el grupo de deportistas extremos".
?Qu¨¦ motivo lleva a una persona a escalar el K2 en invierno, a bucear con tiburones blancos fuera de la jaula, o a surfear olas de 25 metros? ?La gloria, la fortuna, el postureo, el veneno de Instagram, la inconsciencia, todo lo anterior? La mayor parte de la gente asegurar¨¢ que hay mucha irresponsabilidad en practicar deportes outdoor, y algunos psic¨®logos que los que m¨¢s arriesgan es posible que sufran de trastornos mentales. Para Claudio Coelho lo realmente peligroso es la rutina diaria.
Sin embargo, yo creo que debemos buscar la raz¨®n en nuestra propia naturaleza como especie. Hace miles de a?os, cuando el hombre no era m¨¢s que otro animal dentro del ecosistema, y no precisamente en el pin¨¢culo de la pir¨¢mide tr¨®fica, que se organizaba en grupos de recolectores-cazadores, el riesgo era una constante para sobrevivir. Si una partida de cazadores se encontraba con un mamut, el m¨¢s osado podr¨ªa plantarse delante del mastodonte, aventurarse a ser pisoteado o embestido por el formidable animal, y derribarlo de una certera lanzada en el ojo (supongo que se har¨ªa as¨ª, m¨¢s o menos). El subid¨®n de adrenalina, dopamina y endorfina que experimentar¨ªa el cazador ser¨ªa brutal, se girar¨ªa hacia sus compa?eros de tribu y lanzar¨ªa el grito de la victoria. Quiz¨¢ por esquivar a la muerte, quiz¨¢ por la sensaci¨®n de dominar la naturaleza o, a lo mejor, por convertirse en el mejor cazador de la tribu. Lo cierto es que la selecci¨®n natural favoreci¨® que nuestros abuelos prehist¨®ricos fuesen intr¨¦pidos. Estos ejemplares no solo fueron recompensados con sensaciones agradables al arriesgarse, ni por obtener comida por largos periodos de tiempo, tambi¨¦n eran los elegidos por las mujeres de la tribu, facilitando as¨ª la transmisi¨®n de sus genes a las siguientes generaciones. Arriesgarse es un factor gen¨¦tico que empuj¨® a la humanidad a salvar desiertos, cruzar mares y explorar regiones ¨¢rticas. La empuj¨® hacia el ¨¦xito de hoy en d¨ªa.
?Esto implica que los temerarios deportistas amen el riesgo? No lo creo, al menos en su mayor¨ªa. No creo que los alpinistas salgan a la monta?a diciendo ¡°?qu¨¦ maravilla me puedo estampar contra las rocas barranco abajo!¡± o que los buceadores se sumerjan pensando ¡°dos metros m¨¢s y aumento la probabilidad de narcosis por nitr¨®geno un 45 %, ?genial!¡±. Nadie, o casi nadie, quiere morir ni hacerse da?o. El riesgo en los deportes de aventura es un factor pero no la raz¨®n para practicarlos. El contacto con la naturaleza y la armon¨ªa entre nuestra condici¨®n gen¨¦tica y nuestras acciones si lo es. Cuando un deportista est¨¢ ah¨ª fuera experimenta la alegr¨ªa de su verdadera ¨ªndole.
Esto es evidente en la naturaleza. Las cebras se acercan a beber al r¨ªo, a pesar de la presencia de cocodrilos, para no morir de sed. Y los leones derriban b¨²falos para comer a riesgo de ser corneados o de recibir una coz que les fracture la mand¨ªbula, que es lo mismo que una condena de muerte para el felino. Nadie pensar¨ªa que cebras o leones son amantes del riesgo, sino de seguir vivos. Ser¨ªa l¨®gico pensar que las cebras prefieren una vida sin cocodrilos, sin temer que ning¨²n animal les pueda devorar y que los leones escoger¨ªan estar tumbados a la sombra esperando que alguien les traiga la carne fresca. Pero luego en el zoo, donde estos animales ¡°han conseguido¡± llevar una vida con cero riesgos y ¡°todas las comodidades¡±, se les ve deprimidos, poco lustrosos, deca¨ªdos y poco interesados por comer o reproducirse. Todo lo contrario que sus cong¨¦neres libres, y expuestos a todo tipo de peligros, en mitad del Parque Gran Limpopo de ?frica.
El riesgo de morir durante una ruta de senderismo en la monta?a es 1/15.700 y el de morir mientras se trabaja con el ordenador en la seguridad de casa es de 1/100 millones. Para la sociedad el comportamiento normal es el de quedarse en casa, el que busca la seguridad, que se enfatiza como una necesidad primaria e innata. Sin embargo, estudios recientes del Hospital Universitario Chonnam Hwasun sugieren que los trabajadores de oficina sufren niveles de ansiedad y depresi¨®n mucho mayores que los trabajadores al aire libre y un estudio del Hospital de Zhejiang, China, encontr¨® que los niveles de inflamaci¨®n (asociada a un extenso abanico de enfermedades como inmunodeficiencia, inflamaci¨®n intestinal, depresi¨®n y c¨¢ncer) se reduc¨ªan con un simple trekking por la naturaleza, incluso en pacientes mayores bastaba un simple fin de semana. Deje de trabajar en la oficina y practique una actividad outdoor 6500 veces m¨¢s peligrosa y no solo mejorar¨¢ su salud, tambi¨¦n su felicidad ?Qui¨¦n es el loco ahora?
Claro que un simple trekking no es ascender por el K2 en pleno invierno. El monta?ismo en el Himalaya por encima de los 6000 metros es la actividad que m¨¢s riesgo conlleva en la monta?a: 12 muertos por cada 100 monta?eros. Y por supuesto no todos tenemos la misma predisposici¨®n gen¨¦tica a tolerar el alto nivel de riesgo, y experimentar sensaciones que reafirmen la vida en actividades muy peligrosas. Es lo que tiene la variabilidad gen¨¦tica.
Por ejemplo, yo no aprecio mucho el riesgo en mis actividades outdoor. Lo reduzco a la m¨ªnima expresi¨®n e intento no morder m¨¢s de lo que puedo tragar. Seguramente mi abuelo prehist¨®rico no arriesgaba mucho, tirar¨ªa pedradas al mamut ya derribado desde una distancia prudencial o ser¨ªa solo recolector de manzanas silvestres, pero si hered¨¦ de aquel primitivo humano el amor por contactar con la naturaleza. Para mi es m¨¢s importante sumergirme en la vida salvaje que alcanzar retos. Si me diesen a elegir entre batir las plusmarcas monta?eras en el Himalaya de Kilian Jornet, con todo el respeto y admiraci¨®n que tengo por este superdeportista, o poder tener un encuentro con un leopardo de las nieves, elegir¨ªa lo segundo. Lo que en ning¨²n caso quiere decir que Kilian est¨¦ m¨¢s majareta que yo... ni viceversa.
La asunci¨®n de riesgo viene marcada por distintos motivos, aparte de la dotaci¨®n gen¨¦tica y las recompensas hormonales. En el caso de Kilian Jornet y los profesionales que escalan el K2, por ejemplo, est¨¢ la pericia t¨¦cnica, la fortaleza f¨ªsica y el conocimiento del terreno conseguidos con miles de horas de entrenamiento y preparaci¨®n para enfrentarse a estos tit¨¢nicos retos. El riesgo en el Himalaya por encima de los 6000 metros es alto, pero no es asumido por locos, sino por profesionales muy preparados.
Otro motivo para correr riesgos es la ignorancia. Factor a tener en cuenta, porque juega en muchas de las actividades outdoor que se practican hoy en d¨ªa. Y esta engloba tanto a los que suben en pleno invierno a la sierra madrile?a equipados con playeras, vaqueros y chaquetas de ch¨¢ndal, y luego deben ser rescatados de la hipotermia, como a instagramers que intenta hacerse un selfie espectacular y acaban lamentablemente mal (en 2018 se registraron 259 muertes desde el 2011). Aunque tambi¨¦n afecta a profesionales de los deportes extremos como el ciclista de BMX TJ Lavin, que declar¨® ¡°No ten¨ªa ni idea que nos pudi¨¦semos golpear de esta forma¡± despu¨¦s de romperse las dos piernas mientras participaba en los X-Games. En realidad, el que m¨¢s o el que menos ha ca¨ªdo en esta categor¨ªa ¡°atrevimiento/ignorancia¡± en alg¨²n momento de su vida. Yo desde luego s¨ª.
Y el ¨²ltimo motivo es el que hace elevar una ceja a los psic¨®logos, y poner los pelos como escarpias a la mayor¨ªa de las personas. En el Sedona, Arizona, existe lo que se conoce como el White Line Trail, que no es m¨¢s que un sedimento blanco que recorre una estrech¨ªsima cornisa colgando sobre acantilados de roca, para algunos, el Trail de MTB m¨¢s peligroso del mundo. No se puede considerar ni siquiera un single trail para la bici de monta?a, como mucho un camino de cabras mont¨¦s y, sin embargo, es recorrido cada a?o por decenas de riders. Un resbal¨®n de la rueda, un golpe de viento, un frenazo mal calculado y caes al vac¨ªo. Uno de los ciclistas que lo complet¨® lo defini¨® como ¡°la experiencia m¨¢s terror¨ªfica que he tenido en la vida¡±.
Parecer¨ªa que hay que tener un problema mental para querer recorrer el White Line Trail, para los psic¨®logos existe una alta probabilidad de que se padezca, pero eso sigue siendo una percepci¨®n subjetiva del riesgo. Aqu¨ª entra el juego la probabilidad. Nadie duda, por ejemplo, que el esquiador freeski Aymar Navarro se enfrenta a enormes riesgos cuando se lanza ladera abajo por canales estrechos orlados de rocas puntiagudas, salvando ca¨ªdas de decenas de metros y expuesto siempre a posibles avalanchas. Pero debido a su preparaci¨®n f¨ªsica y su excelente t¨¦cnica, adem¨¢s del detallado estudio de la ruta del descenso y las condiciones clim¨¢ticas, es m¨¢s probable que sufra un accidente la mayor¨ªa de los esquiadores que bajan por pistas rojas en una estaci¨®n cualquiera de esqu¨ª que Aymar en sus retos (en el video de arriba Aymar escapa de una avalancha)
Sin embargo, muchos psic¨®logos piensan que los l¨ªmites atraen a personas que pueden tener un trastorno de la personalidad y que ¡°la probabilidad de alteraci¨®n afectiva o di¨¢tesis es mucho mayor en el grupo de deportistas extremos¡± (Psychiatric Aspects of Extreme Sports). Desde luego se pueden encontrar casos que rozan el suicidio, incluso entre los m¨¢s famosos deportistas como Fred Beckey, alpinista que abri¨® la mayor¨ªa de las v¨ªas de escalada en los EE. UU., autor de 13 libros, pero que en su vida personal vivi¨® como un ermita?o antisocial. O Dean Potter, uno de los pioneros del salto BASE conocido como el ¡°mago oscuro¡±, que declar¨® a los medios ¡°Jugar con la muerte sienta tan bien¡±. Potter sufri¨® una infancia muy dif¨ªcil y tuvo visiones donde se ve¨ªa a s¨ª mismo como un cuervo cham¨¢nico. Se comportaba de forma egoc¨¦ntrica, impulsiva y en 2015 muri¨® durante un salto ilegal mientras intentaba rebasar una grieta con su traje de vuelo en el Parque Nacional de Yosemite.
Para los psic¨®logos, los deportistas extremos experimentan sensaciones motivadoras integrales como la de ¡°conquistar el "deseo de muerte" (impulso de Tanatos), superar el miedo paralizante y buscar una transformaci¨®n o la de ¡°deseos de vida¡± (impulso Eros). Y se pueden distinguir entre ¡°impulsivos de alto riesgo¡± y los ¡°expertos, pioneros y avanzados¡±. Los segundos han desarrollado un sentido com¨²n ¡°para manejar la frustraci¨®n asociada con la gratificaci¨®n diferida y han aprendido a canalizar en lugar de ser controlados por su impulsividad¡±. En otras palabras, aquellos que no sufren un trastorno pueden analizar fr¨ªamente una situaci¨®n y abortar la actividad si la consideran peligrosa m¨¢s all¨¢ de cualquier control, mientras que los que tienen un trastorno ser¨¢n presa de sus impulsos y seguir¨¢n con la actividad sin importar las condiciones.
Para m¨ª es mucho m¨¢s sencillo. Los deportistas outdoor no somos m¨¢s que primates, adulterados por la civilizaci¨®n, que volvemos a conectar con nuestra naturaleza cuando salimos ah¨ª fuera, y eso nos hace sentir vivos. Y s¨ª, algunos estamos majaretas, pero... ?existe acaso alguna comunidad que no cuente con locos entre sus feligreses? De hecho... ?No lo estamos todos un poco?
Probabilidad de que est¨¦s como una regadera seg¨²n el deporte que practiques (de m¨¢s a menos)
Fuente tentongravity.com