Sufrir para sufrir a¨²n m¨¢s
El Bar?a es un equipo en fuga. Levanta expectativas, y de pronto el contrario marca un gol tras un fallo de juveniles. Remar en contra lo pone al borde de la histeria, y las cosas se complican con melancol¨ªa.
El desacierto es un problema de madurez y de ritmo. El f¨²tbol es m¨²sica, y el Barcelona no tuvo, otra vez, otra m¨²sica que la del miedo a fallar. Kipling instaba a luchar contra los impostores del triunfo y el fracaso.
Pero es que este equipo no puede renunciar a lo que no tiene. El fracaso lo acecha enseguida que sale al campo, y convierte en espejismo jornadas en las que parec¨ªa que Messi y sus socios favoritos iban a rehacer el equipo aunque el rosarino diga que el club y el equipo no son lo que eran. La sensaci¨®n es que, sin m¨²sica, ese Bar?a que fue el que cruz¨® la frontera de Lisboa, sufriendo para volver a sufrir.