VARiando de opini¨®n
Lo confieso sin m¨¢s pre¨¢mbulos: con esto del VAR, soy de opini¨®n intermitente y cambiante. Lo mismo amanezco como un firme defensor del aparato, que me acuesto pensando en tiempos mejores de arbitraje artesanal. Esas noches, en mis sue?os murmuro entre dientes aquello del odio eterno al f¨²tbol moderno.
Durante a?os fui un firme opositor a aplicar la tecnolog¨ªa en el f¨²tbol. Mi argumento era que la eficiencia tecnol¨®gica desterrar¨ªa el relato en este juego que tiene tanto de deportivo como de literario. A m¨ª, que siempre me han gustado m¨¢s las historias que las jugadas, me parec¨ªa que aplicar el videoarbitraje supon¨ªa pagar un precio desorbitado: la justicia en el f¨²tbol a cambio de historias como la mano de Dios o el gol fantasma de 1966. ?De qu¨¦ hablar¨ªamos entonces los hinchas? ?De t¨¢cticas defensivas? ?De falsos delanteros? ?Ni que fu¨¦ramos vulgares entrenadores!
Tambi¨¦n cre¨ªa que con el arbitraje del Gran Hermano el jugador perd¨ªa algo fundamental: la capacidad de elecci¨®n sobre el modo en que quiere intentar ganar. Con un arbitraje imperfecto que depende de la apreciaci¨®n del ojo del ¨¢rbitro, era el jugador quien pod¨ªa elegir si tirarse o no al sentir un soplo en la nuca, si ser un piscinero o un honrado delantero. Sin embargo, en un mundo el en que todo se ve y no hay posibilidad de error, esa elecci¨®n no existe: si no hay posibilidad de enga?o, tampoco hay honradez.
Yo pensaba todo aquello. Y, sin embargo, Rusia 2018 fue la constataci¨®n, para m¨ª, de que estaba equivocado y de que el VAR era el mejor de los inventos. A¨²n as¨ª, le escrib¨ª una carta a mi amigo y compa?ero en esta columna Carlos Mara?¨®n, en la que le dec¨ªa que desconfiaba de su aplicaci¨®n en Espa?a, donde las teor¨ªas conspiranoicas crecen exuberantes y llegan a todos los rincones del paisaje. Entonces le dije a Carlos que o los ¨¢rbitros se aplicaban o parad¨®jicamente la tecnolog¨ªa que viene a ayudarles terminar¨ªa con su cr¨¦dito, porque ya nadie se podr¨ªa refugiar en el "lo siento, no lo vi".
Pues bien, tras los ¨²ltimos desprop¨®sitos, ahora mismo echo de menos al ¨¢rbitro ciego de anta?o. Creo que no soy el ¨²nico. Espero que los de negro unifiquen criterios y en la pr¨®xima jornada cambie yo, de nuevo, de opini¨®n.