La noche que el Real Madrid conquist¨® Oporto
Este 4 de noviembre se cumplen 33 a?os de la hist¨®rica victoria blanca en el partido de la Copa de Europa disputado en Das Antas.
El 4 de noviembre de 1987 no fue un d¨ªa cualquiera en la historia del Real Madrid. Hoy justo se han cumplido 33 a?os de uno de los mejores partidos de los blancos en la Copa de Europa. Un servidor, que ten¨ªa por entonces 22 a?os, decidi¨® ir a verlo como aficionado. Se jugaba en Oporto, en el viejo estadio Das Antas. Los portugueses eran los vigentes campeones de Europa, tras aquella famosa final del Prater vien¨¦s que encumbr¨® a Paulo Futre y a Madjer ante el Bayern M¨²nich. El Madrid gan¨® en la ida apuradamente por 2-1, en partido jugado en el destierro de Mestalla por estar sancionado el Bernab¨¦u por los incidentes de la anterior Copa de Europa precisamente ante el Bayern. En Valencia, con toda la afici¨®n che arropando a ese Madrid imperial de la Quinta del Buitre (yo estaba en la grada y puedo dar fe de ello), se remont¨® el gol inicial de Juary y ese 2-1 sufrido daba algo de esperanzas ante los por entonces reyes de Europa.
Los portugueses eran favoritos, aunque Futre ya estaba en el Atl¨¦tico de Madrid tras ficharle Jes¨²s Gil por una cifra r¨¦cord en la ¨¦poca (415 millones de pesetas). En la v¨ªspera me sub¨ª junto a un amigo a uno de los vetustos Autocares Ruiz, en la estaci¨®n de Embajadores. Ten¨ªamos el dinero justo para el viaje en bus, un bocadillo y la entrada al partido. Salimos a las 11 de la noche unos 50 madridistas con ganas de so?ar con una gesta asumiendo la dificultad de la empresa. Toda la noche en carretera (no exist¨ªan las autov¨ªas modernas de ahora) y tras parar en varias estaciones de servicio llegamos al amanecer a Oporto. Todo el d¨ªa por delante y sin hotel, pero ¨¦ramos nada menos que 5.000 seguidores blancos los que finalmente cruzamos la frontera, con una fe ilimitada en nuestro equipo. Ocupamos uno de los c¨®rneres que daban a la porter¨ªa donde se produjo todo. Y eso que en el primer tiempo se puso la clasificaci¨®n cuesta arriba con el gol de lanzamiento de falta directa de Domingues. Buyo no pudo hacer nada ante un env¨ªo perfecto. 1-0 y 2-2 en el total de la eliminatoria. Pintaban bastos...
Pero en el segundo tiempo salt¨® al campo Paco Llorente, el sobrino del m¨ªtico Paco Gento. Revolucion¨® el partido con sus internadas supers¨®nicas, que dieron pie a dos asistencias perfectas a M¨ªchel que el canterano culmin¨® con dos golazos. Los celebramos en la grada como si fuese el Bernab¨¦u. No olvidar¨¦ c¨®mo los 5.000 madridistas silenciamos a la ruidosa afici¨®n portista con el famoso "?Hala Madrid!". El ¨¦xtasis lleg¨® cuando al final del partido los jugadores se dirigieron a nuestro c¨®rner para agradecer el apoyo recibido. Fue una pasada. El viaje de vuelta fue largo durante la madrugada, pero ¨¦ramos tan felices que nos dio igual la paliza. Esa noche descubrimos la magia del Madrid en Europa. Fueron d¨ªas de reivindicaci¨®n de un Madrid que necesitaba ganar la S¨¦ptima despu¨¦s de tantos a?os de espera (desde 1966 con la Sexta de los Ye-Y¨¦s). Esa de 1987 fue la Copa de Europa que nos birl¨® el destino meses m¨¢s tarde con la injusta eliminaci¨®n ante el PSV Eindhoven, en semifinales. Pero en la memoria de los madridistas siempre quedar¨¢ que esa noche en Oporto, hace 33 a?os, vieron pasar al verdadero campe¨®n de Europa. ?Qu¨¦ equipazo aquel de la Quinta del Buitre!