Adama Traor¨¦, un lince en El Retiro
El partido de Lisboa nos dej¨® sobre todo las arrancadas de Adama Traor¨¦, ese formidable paquete de m¨²sculos nacido en L¡¯Hospitalet, de padres malienses. Dio una exhibici¨®n en un papel que cre¨ªamos perdido: extremo-extremo, en la banda de su pie m¨¢s h¨¢bil, encarador, atacando al defensa para alcanzar la l¨ªnea en un movimiento en forma de hoz para llegar donde los fot¨®grafos y una vez ah¨ª meter el pase atr¨¢s. Abundaban hace cincuenta a?os, digamos que todos los equipos los ten¨ªan, casi por norma, en cualquier categor¨ªa del f¨²tbol. Un diestro y un zurdo, cada uno en su lado. Hoy ya no se ven.
Quiz¨¢ fue la Inglaterra de 1966, con su 4-4-2, la que incit¨® a dudar de ellos. Luego vino la costumbre de cambiarlos de lado, no como recurso extremo por encontrar que los dos mejores de la plantilla ten¨ªan la misma pierna h¨¢bil, sino como sistema. Se buscaba con eso la diagonal, abriendo paso por fuera al lateral, cada vez m¨¢s urgido a subir y meter el centro, y buscando al tiempo al centrarse ¨¢ngulo para el disparo. De paso, el equipo no se desparramaba tanto. Un extremo que hace eso se reagrupa antes que uno que se agota en regates para llegar hasta los fot¨®grafos y meter el centro, tras lo que cae fuera, agotado.
El f¨²tbol ha vivido sin ellos, hay que admitirlo. Luis, sin ir m¨¢s lejos, renunci¨® a Joaqu¨ªn, Reyes y Vicente para hacer un equipo excelso, de control y pase interior. Los que sobreviven lo hacen a banda cambiada, con dificultades, v¨¦ase Vinicius, o sin ellas, v¨¦ase Ansu Fati. Pero incluso se ven agobiados por la competencia de mediaspuntas, que hay tantos que rebosan en su posici¨®n e invaden las bandas. El f¨²tbol tir¨® por ah¨ª y ya no hay extremos porque apenas se cr¨ªan en las canteras. De ah¨ª la sorpresa grata del partido de Adama Traor¨¦. Fue casi como ver un lince paseando por El Retiro, tan campante.