El Espanyol planta su bandera
Un tsunami. Hay un mantra que se repite estos d赤as en la 車rbita perica, sobre la idoneidad de fichar jugadores de Segunda que conozcan al detalle la categor赤a, como si el futbolista llevase un c車digo de barras. Otro t車pico incrustado sin l車gica. El Espanyol, formado en su mayor赤a por jugadores con una amplia carrera y nivel de Primera, fue un vendaval, un tsunami o un incendio incontrolable, utilicen el elemento que m芍s les guste. No hubo forma de que el Albacete se zafara de tal acoso, asfixiado por el ritmo, el juego y la presi車n de los leones de Vicente Moreno.
Historia. Fueron leones o soldados, entregados en este caso al f迆tbol con la convicci車n de alguien que se juega la vida. Ni Cornell角 es la isla de Iwo Jima ni el RCDE Stadium el monte Suribachi, pero Verdugo, Mara?車n, Molinos y Urruti representan esos soldados en uno de los c車rners en una ic車nica imagen que acompa?ar芍 al equipo hasta final de temporada. Plantar esa bandera, sujetada por todos, es la perfecta met芍fora de una campa?a que debe conllevar de nuevo al ascenso. La uni車n (acompa?ada de cr赤tica) hace la fuerza.
Cine sonoro. El Espanyol fue otro, lejos de la desidida del curso pasado. Han transcurrido siete semanas, pero parece toda una vida. Con pantal車n negro, como sus antepasados en los gloriosos a?os antes de esa II Guerra Mundial, el Espanyol sigui車 aportando pinceladas hist車ricas a su quinto estreno. Comprobar el partido ante el Celta con el que se cerr車 la pasada Liga con el de esta noche (ambos los presenci谷 desde la tribuna de prensa) es como pasar del cine mudo al sonoro. La intensidad del Espanyol tambi谷n se ejemplific車 en su verborrea, comunic芍ndose todo el partido, conjur芍ndose antes del comienzo del segundo tiempo, con Moreno, siempre activo, como director de orquesta. No hubo espacio para ese silencio sepulcral que acompa?車 al equipo tras la pandemia.
Quilates. Al margen del 芍nimo de la plantilla, totalmente regenerado, en apenas un mes el t谷cnico le ha puesto su sello de identidad al equipo. El Espanyol defiende con humildad. Se entrega a la presi車n tras p谷rdida, con los centrales incluso saliendo a zona de medios del campo rival, y no tiene problemas en encerrarse en su propia zona r芍pidamente cuando el contrincante le supera. En ese esp赤ritu est芍 medio ascenso.
Un peque?o grande. Si un grande defiende como un peque?o tiene la mitad del trabajo hecho. El resto tambi谷n fue esperanzador. Un Espanyol al que se le vio c車modo con el bal車n, con una circulaci車n r芍pida, con M谷rida y Melendo como conductores, y Embarba y Wu Lei como jugadores desequilibrantes. El tri芍ngulo David-Calero-Cabrera da solidez y liderazgo, mientras que los laterales y RdT acompa?an con sus incursiones, los primeros, y su talento, el segundo, m芍s fall車n quiz芍s por la falta de rodaje. Puado fue un torbellino, con diez minutos m芍gicos. Un a?o que promete, que empieza con fuerza. Ha vuelto el optimismo. El Espanyol ha plantado la bandera en Segunda.