L¨¢grimas sobre la peor derrota
Demasiada historia gloriosa, la m¨¢s grande del Bar?a, y acaba como una l¨¢grima en la lluvia, una sombra m¨¢s tras la ¨²ltima derrota. Ni Messi ni el f¨²tbol se merec¨ªan un responso as¨ª. Un burofax como de Shakespeare ultima una relaci¨®n que parec¨ªa de padres e hijos y resulta que se manifiesta como de parientes lejanos que no se quieren ver ni en los despachos. Detr¨¢s queda la alegr¨ªa de haberlo visto jugar de azulgrana desde que era un muchacho. Arrastr¨® del equipo como un coloso, y call¨® campos, condicion¨® el f¨²tbol hasta hacerlo a su medida, y vali¨® m¨¢s que ning¨²n otro hasta callado. Sobre el c¨¦sped sufri¨® embates fieros, pero ¨¦l resurgi¨® de esos ataques como si fuera irrompible, hecho de la calidad de los h¨¦roes bajitos.
Todo acaba peor que empieza; sucede en la vida y, c¨®mo no, en este deporte de cheques y de despedidas abruptas al borde de la histeria de directivos que no han sabido decir una palabra que mereciera entendimiento. El maestro Valdano expuso estos d¨ªas una teor¨ªa de otros rompimientos, Ronaldihno y Deco, Eto'o. Eran glorias, como lo fueron Kubala y el otro Su¨¢rez, don Luis. Empieza otra era. Esta no merec¨ªa haber sido rota de esta manera. Pero as¨ª es la vida; llorar por Messi ahora es una tarea que debe cubrirse del oro que sus botas dejaron en una historia que termina mal pero que ha de rehacerse.