La canci¨®n triste del Bar?a de Seti¨¦n
El descalabro tiene una melod¨ªa triste, como de jazz decadente, y ese fue el Bar?a ante el Bayern en Lisboa, una triste melod¨ªa rota, el rostro menos aceptable del fracaso...

El descalabro tiene una melod¨ªa triste, como de jazz decadente, y ese fue el Bar?a ante el Bayern en Lisboa, una triste melod¨ªa rota, el rostro menos aceptable del fracaso, la expresi¨®n del exceso de zozobra. Partidos como este no lo pierden s¨®lo los que hacen el juego dentro del campo, sino los que mandan a jugar de una forma u otra, a unos y a otros, y el responsable de esta falta de ritmo, y por tanto de aire o de entusiasmo, es Quique Seti¨¦n, sobrepasado por el ego de alinear y no por la potencia de imaginar c¨®mo afrontar una competencia tan decisiva. Suele decir el peruano Bryce Echenique que lo peor es darle pena a la tristeza, y es lo que pas¨® anoche en seguida que el Bayern le cogi¨® el tranquillo a la nada que representaba la defensa azulgrana.
Cuando peor era la canci¨®n interpretada por el Bar?a, un ilustre de las melod¨ªas, Alejandro Sanz, me hizo llegar esta reflexi¨®n musical: "El Bayern es una buena canci¨®n, ritmo, armon¨ªa y melod¨ªa, y el Bar?a es como una canci¨®n de Leonard Cohen, bella pero lenta". Y vieja, sin duda, hecha de trozos del pasado. El porvenir, dec¨ªa Fernando Arrabal, act¨²a en golpes de teatro. El Bar?a acudi¨® al encuentro someti¨¦ndose al deg¨¹ello, y dej¨® de cantar en cuanto el Bayern se puso en orden. Triste canci¨®n inolvidable, teatro sin vida. No termina un partido, tan solo, acaba una ¨¦poca de la que ya nadie puede proclamarse feliz.