Siempre con nosotros
Me cas¨¦ apenas unos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Dani Jarque, todav¨ªa con el susto encima. Elena, que nunca fue futbolera pero conoci¨® a Arsenio en el D¨¦por, s¨ª respetaba la liturgia nost¨¢lgica de lo sagrado, esa que, por encima de la actualidad de los marcadores y las rondas informativas por los campos de Espa?a, une corazones a trav¨¦s de un gol recordado, de una fotograf¨ªa en sepia, de una alineaci¨®n setentera, de un escudo, de una jugada explicada con vasos y botellas en la sobremesa o del abrazo de dos amantes del f¨²tbol que se identifican. Cuando la conoc¨ª, yo todav¨ªa goleaba en las inferiores del Espanyol y le mandaba fotos de futbolista para impresionarla, pero no me hac¨ªa ni caso. No le interesaban los goles ni los partidos ni mis pavoneos, ve¨ªa m¨¢s all¨¢: me preguntaba por qu¨¦ los jugadores nunca re¨ªamos en aquellas estampas si est¨¢bamos haciendo lo que m¨¢s nos gustaba. Jarque muri¨® reci¨¦n estrenada capitan¨ªa de su equipo del alma, y su sue?o truncado, su mujer y su hija acompa?ar¨¢n siempre el recuerdo de nuestro d¨ªa feliz.
Elena tambi¨¦n sol¨ªa decir que los futbolistas parecen mucho mayores (y m¨¢s serios, ?por qu¨¦ siguen sin re¨ªrse si tienen la profesi¨®n m¨¢s bonita del mundo?) de la edad que tienen en esas fotos de alineaciones, pero que siempre ser¨¢n recordados como seres eternamente j¨®venes, mucho m¨¢s que el resto de los mortales, gracias a esas mismas poses de esplendor en la hierba. Viejos y j¨®venes, tristes y alegres, vivos y muertos. Once a?os despu¨¦s de que Jarque nos dejase en aquella maldita concentraci¨®n en Florencia, su muerte sigue doliendo y su recuerdo crece como s¨ªmbolo de un club, del f¨²tbol... Y de la vida, que nos lleva por auges y ca¨ªdas, copas del mundo, clasificaciones europeas y hasta un descenso. Metaf¨®rico y real. Toda muerte prematura nos marca, pero Elena y su eterna b¨²squeda de una sonrisa ganan. Del Mundial de Sud¨¢frica ella recordaba mejor la camiseta interior de tirantes de Iniesta que su gol a Holanda. Y ten¨ªa raz¨®n: lo sagrado est¨¢ siempre por encima del resultado.