Sensatez
Ni activos burs¨¢tiles. Ni petr¨®leo. Ni siquiera el tocho. En tiempos de pandemia, lo que m¨¢s se ha revalorizado es uno de los seguros de vida en la historia moderna del ser humano: el oro. La zona de confort. En el Espanyol, m¨¢s all¨¢ de la pandemia, de la zozobra compartida con el mundo del f¨²tbol, lleg¨® un momento hace no demasiados d¨ªas en que todo el bosque se hab¨ªa reducido a ceniza, humeante e irrespirable. Hasta que las brasas, incluso las del incendio m¨¢s terrible, poco a poco van dejando de tiznar y de humear.
Es en ese momento cuando debe elegir entre cronificarse llorando ante los incuantifiacables da?os materiales y personales que mermar¨¢n su porvenir o recurrir a su valor refugio. Su oro. Y, en las ¨²ltimas horas, parece al fin haberlo optado por esbozar, ni que sea t¨ªmidamente, una esperanza.
La sensatez, tan sencilla y a veces tan infrecuente, es lo que ha recobrado el club para reconstruir desde los escombros su naturaleza otrora despampanante. Para lanzar al menos una robusta cuerda donde antes hab¨ªa un puente de plata hacia el aficionado.
Esa cordura la aport¨® Vicente Moreno en su presentaci¨®n como t¨¦cnico perico, que no defraud¨® a nadie. Su primer gran aval es su capacidad contrastada como arquitecto de equipos dise?ados para ascender. El segundo, su firmeza para recalar en el Espanyol, a pesar de los palos en las ruedas (l¨®gicos, por otra parte) del Mallorca y la tentaci¨®n de pretendientes de Primera. Y el tercer aval es sin duda su implicaci¨®n completa y auditor¨ªa constante, junto a Rufete, sobre cada fichaje que se aborde. Sobre un proyecto que, desde el instante de su nacimiento, se ha hecho suyo: solo si triunfa el Espanyol, triunfar¨¢ ¨¦l. Potent¨ªsimo mensaje.
Y, por si no quer¨ªas sentido com¨²n, toma dos tazas: la exhibida en la puesta de largo de la campa?a de abonos. Mensaje conciso, directo, estructurado. Planificado a buen seguro d¨ªas atr¨¢s con el ¨²ltimo director de comunicaci¨®n, Agust¨ªn Rodr¨ªguez. Eso para empezar. Y, para seguir, algo simple pero a menudo menospreciado, en lo que Dur¨¢n y Alegre, junto a la Fundaci¨®, hicieron hincapi¨¦ para que perdure: conseguir que el abonado, el socio, el aficionado se sienta importante, querido. ?Que no lo es empresarialmente? De acuerdo. Pero al final de esta historia, ning¨²n club existe sin gente detr¨¢s apoyando. Y aqu¨ª se puede dar el milagro de un crecimiento en el peor de los escenarios. Imaginen qu¨¦ poco necesitan para tenerlos como aliados.
Lo han puesto en pr¨¢ctica al fin en el Espanyol de Chen, de Shantou, Guangzhou, Shenzhen o Hong Kong, de las videoconferencias. Y, donde anteayer hab¨ªa fuego, hoy se atisba un diminuto esqueje que, solo con atenci¨®n diaria y buenas indicaciones, acabar¨¢ brotando y devolviendo aquel paisaje que todo perico a?ora, y por el que va a luchar con que le den un ¨²nico motivo para ello. Empieza a configurarse el ma?ana. Que no sea un espejismo. La sensatez es oro.