Se acab車
Todas las cosas, desde las m芍s importantes a las menos, viven bajo el peligro de romperse en dos. Quiz芍 nada sea tan resistente que, en un minuto cr赤tico, no se separe para siempre y adi車s. En este vaticinio se incluye casi todo: una relaci車n sentimental, una taza de desayuno, una amistad, un papel, un pa赤s, una familia, un barco, un equipo t谷cnico. La separaci車n a final de temporada de la pareja que forman Simeone y Mono Burgos, despu谷s de tantos a?os juntos, solo se a?ade a otras rupturas anteriores. El f迆tbol es una sucesi車n de comienzos y finales. A veces el final llega pronto y a veces se demora. Pero llega.
Me temo que en la cabeza de los segundos entrenadores es imposible que no germine el deseo de asaltar el puesto de los primeros. Unos d赤as ocurre porque estos se van, despedidos, o con destino a otro equipo, y ocupan su lugar, y otros porque se van los segundos, en busca de la oportunidad largamente deseada de ser jefes. Digamos que nadie llega a casa de la escuela, suelta la mochila y dice a sus padres: "Cuando sea mayor quiero ser segundo entrenador". Lo eres porque no hay m芍s remedio. Es un puesto de paso. Para todo hay tr芍mites. Hasta para lavar una taza.
Antes o despu谷s se despliega el momento en que te dices "se acab車". Puede llegar de repente, a las 11:36 a.m. de un martes, pongamos, o despu谷s de varios a?os envi芍ndote avisos semanales de que habr赤a que irse y empezar de cero. Las historias de segundos entrenadores no existen; todas son historias de primeros entrenadores que, en algunos casos, no llegan a serlo nunca. Pero en su cabeza vive solo ese sue?o, en el que se desembarazan de su socio y se convierten en El T谷cnico. Desconozco c車mo rompen su relaci車n el segundo entrenador y el primero. Ojal芍 fuese tan f芍cil como que uno dice "quiero dejarlo" y el otro responde "ah, vale", sin necesidad de dar ni o赤r explicaciones. Porque s赤, simplemente. Esa es la s赤ntesis, de hecho, de por qu谷 los segundos entrenadores se separan de los primeros. Porque s赤. No hay que precisar m芍s.