Aquellos tiempos felices del tiqui-taca
Pas¨¦ un s¨¢bado pl¨¢cido leyendo, escuchando y viendo sobre aquel feliz d¨ªa, diez a?os atr¨¢s, en el que Casillas levant¨® la Copa del Mundo. Pertenezco a una generaci¨®n para la que cada Mundial era un berrinche. Por menos de nada no nos clasific¨¢bamos, y si lo hac¨ªamos era para jugar un papel m¨¢s bien penoso. De hecho, ¨ªbamos con Brasil, puesto que de Espa?a no esper¨¢bamos gran cosa. No deja de ser revelador que escogi¨¦ramos Brasil, y no otro, mientras aqu¨ª un oficialismo retardatorio y rampl¨®n a?oraba ¡®La Furia Espa?ola¡¯, marca con que regres¨® el equipo de su primer ¨¦xito, la plata en los JJ OO de Amberes, en 1920.
Aquello ya estaba lejano en los sesenta, sepultado por dos guerras, la nuestra y la de todos, y desde luego no respond¨ªa al gusto nacional. Se apreciaba m¨¢s a los estilistas como Luis Su¨¢rez, Amancio, Ufarte, G¨¢rate, Vel¨¢zquez, Marcial, Aguirre, Argoitia, Jos¨¦ Mar¨ªa, Fust¨¦, Villa, Lapetra, Guillot, Germ¨¢n, Guedes... que a los furiosos, cuyo esfuerzo se agradec¨ªa mientras se esperaba que el bal¨®n regresara a alguno de aquellos. Pero los seleccionadores prefer¨ªan a estos ¨²ltimos (hubo internacionales de verdad impresentables, que no es caso escarnecer aqu¨ª), por eso perd¨ªamos una y otra vez. E ¨ªbamos con Brasil, cuyo f¨²tbol no expresaba furia, sino arte.
Por fin la clarividencia de Luis Aragon¨¦s, m¨¢s la de Guardiola, que extendi¨® eso al Bar?a (el viaje fue ese, pienso, no al rev¨¦s, aunque tuvo algo de causa com¨²n) y luego renov¨® Del Bosque nos dio Eurocopa-Mundial-Eurocopa del tir¨®n, adem¨¢s de los rutilantes ¨¦xitos del Bar?a. Del Bosque me dec¨ªa estos d¨ªas que estaba admirado de tantas demandas de fuera de Espa?a, para radios, peri¨®dicos o televisiones, y sobre todo del respeto que aquel equipo hab¨ªa cosechado. Por una vez preferimos ser, como demandaba Menotti, torero en vez de toro. Fue inolvidable. Claro, que entonces estaban Xavi e Iniesta. Y jugadores as¨ª no salen cada poco.