El club de la lealtad se asoma al abismo
La reanudaci車n de la Bundesliga nos va a proporcionar interesantes alicientes deportivos. Quiz芍 la pugna por el t赤tulo sea la m芍s llamativa, pero la lucha por evitar el descenso del hist車rico Werder Bremen no se queda atr芍s. El conjunto hanse芍tico se encuentra pen迆ltimo, y tiene la posici車n de promoci車n a cuatro puntos. La salvaci車n directa est芍 a ocho puntos y el puesto que le dar赤a un lugar en el playoff por la permanencia a cuatro, pero cuenta con un partido pendiente con respecto a sus rivales. Si lo ganara, nada parecer赤a imposible: tendr赤a el primer objetivo a una unidad y el segundo a cinco. Lo que ocurre es que estamos hablando de un equipo que parece haber olvidado c車mo se gana.
El Bremen no logra una victoria en liga desde el 18 de enero. Ha sumado un punto de los 迆ltimos dieciocho posibles. Lo consigui車 justo antes de la suspensi車n de la competici車n: en Berl赤n, ante el Hertha, desaprovechando una ventaja de 0-2 a los seis minutos. Ha perdido once de los catorce 迆ltimos partidos. Y sin embargo, no cambia de entrenador. Hay algo muy rom芍ntico en el Werder que suele empujar al aficionado neutral a desear que sobreviva.
Es el club de la lealtad. En su estructura directiva encontramos al presidente Marco Bode, internacional alem芍n que fue titular en la final del Mundial 2002 y que estuvo los 21 a?os de su carrera profesional vistiendo la camiseta verde del Bremen. O al director deportivo Frank Baumann, miembro del equipo que logr車 el doblete en la temporada 2003-04, la 迆ltima en la que la entidad conquist車 la Bundesliga. O a Thomas Schaaf, entrenador de aquel conjunto m赤tico, que regres車 para ocupar un rol en la estructura formativa y que incluso se volvi車 a poner el ch芍ndal a finales de 2019 para co-dirigir al filial en regional durante algunos encuentros. Schaaf, record谷moslo, estuvo catorce a?os al frente del equipo, y se mantuvo en el cargo pese al evidente declive que llev車 al club a pasar de ser un habitual de la Champions League a perderse en la mediocridad de la media tabla. Ahora, en una reproducci車n a menor escala de aquel ejercicio de fidelidad hacia el l赤der que se ha ganado un cr谷dito y lo conserva en los tiempos dif赤ciles, Florian Kohfeldt aguanta en el banquillo pese a que el primer descenso a segunda desde el regreso a la 谷lite en 1981 est芍 m芍s cerca que nunca.
Kohfeldt es, c車mo no, un hombre de la casa. Tiene s車lo 37 a?os y logr車 resultados esperanzadores en sus dos primeras campa?as al frente del primer equipo tras haber dirigido al filial y haber sido asistente de Viktor Skrypnyk. El pasado verano le renovaron hasta 2023, y el peso de esa demostraci車n de confianza tan reciente lo sostiene en el cargo. Es complicado entender c車mo una plantilla con j車venes tan prometedores como Milot Rashica, Joshua Sargent o los hermanos Eggestein ha entrado en una din芍mica tan negativa. Quiz芍 la respuesta est谷 en su fragilidad defensiva: con 55 tantos encajados en los veinticuatro partidos que ha disputado hasta este lunes, cuando recibir芍n al Bayer Leverkusen de Peter Bosz, la del Bremen es la peor defensa de la Bundesliga. En eso, Kohfeldt tambi谷n se parece a Schaaf: entiende el f迆tbol como un juego de naturaleza ofensiva irrefrenable.