La nula normalidad del f¨²tbol
No es f¨²tbol, es LaLiga. Un buen claim, que puede ser adem¨¢s premonitorio de lo que vamos a vivir en algo m¨¢s de un mes. Por desgracia, Alemania y Portugal no son espejos en los que mirarse porque la incidencia del coronavirus en esos pa¨ªses no tiene parang¨®n; porque los rebrotes, esperemos que m¨ªnimos, van a ser inevitables vista la sorprendente alegr¨ªa con la que algunos se toman en nuestro pa¨ªs la desescalada y porque la mal llamada nueva normalidad transita entre lo diferente, lo inquietante y lo desesperante.
Viviendo al d¨ªa. Los entrenadores le echan todas las horas del mundo dise?ando planes de preparaci¨®n y las restantes para acompa?ar a sus jugadores en los entrenamientos individuales, pero la realidad es que el ¨²nico plan real y sostenible es el del mismo d¨ªa porque la situaci¨®n es cambiante, pero el protocolo, no. Coincidiendo con el reinicio de la actividad se puede entender que las medidas sean realmente disuasorias, pero, m¨¢s pronto que tarde, habr¨¢ que tirar del sentido com¨²n antes del ansiado regreso del campeonato.
Incongruencias. Hay que entender que el protocolo de la Liga est¨¢ milim¨¦tricamente preparado para minimizar los riesgos, pero deber¨ªa negociarse un margen de flexibilidad para no caer en la incoherencia. Por ejemplo, no se puede exigir que los clubes utilicen un solo fisio de los cinco inscritos, cuando cualquier ciudadano puede recurrir a cualquier fisioterapeuta para tratarse de sus lesiones o de la prevenci¨®n de las mismas, asunto de relevancia m¨¢xima para los entrenadores. Tampoco se comprende que se permitan reuniones de 10 personas a los que tienen la fortuna de entrar en la fase 1, pero las charlas t¨¦cnicas se obliguen a hacer de forma telem¨¢tica.
Distancias insalvables. De momento, los futbolistas guardan las distancias prudenciales que deber¨ªamos todos mantener en la calle. Sin embargo, pronto empezar¨¢n los entrenamientos con contacto y all¨ª habr¨¢ que ver la parte jur¨ªdica de los riesgos laborales. Sin el alma de la afici¨®n en las gradas, la sensaci¨®n de vac¨ªo, la distancia en los banquillos, los no abrazos en los goles, habr¨¢ que quedarse con el n¨ªtido sonido del golpeo del bal¨®n como gran aliciente y con la pol¨¦mica arbitral como ¨²nico nexo en com¨²n con el f¨²tbol que amamos. La normalidad del f¨²tbol no va a ser nueva, va a ser nula.