Hugo S¨¢nchez: ciencia, instinto y econom¨ªa
Han pasado tres d¨¦cadas desde la apote¨®sica temporada de Hugo S¨¢nchez en el Real Madrid, 38 goles, todos a un toque. Quienes le vieron incendiar las redes, no lo olvidan. Su recuerdo sigue fresco. Para dos generaciones, la que conecta con los nacidos a principios de los a?os 80 y los hijos, Hugo S¨¢nchez es todo lo que YouTube y la reemisi¨®n de algunos partidos les pueda ofrecer.
La relaci¨®n de Hugo S¨¢nchez con el gol fue creciente, de buena se convirti¨® en compulsiva. Al instinto, siempre atribuible a los goleadores, le agreg¨® la inteligencia, si eso significa cribar los defectos y multiplicar las cualidades. Dispon¨ªa de varias innatas: ¨¢gil, flexible, potente, con un golpeo n¨ªtido ¡ªespl¨¦ndido lanzador de faltas¡ª y una rara precisi¨®n en los controles. No era alto, pero su detente vertical le ayudaba. M¨¢s tarde, cuando incorpor¨® todos sus conocimientos, Hugo S¨¢nchez tambi¨¦n se distingui¨® como cabeceador, menos en las disputas que en su habilidad para anticiparse a los marcadores.
Destac¨® pronto en M¨¦xico, donde fue etiquetado de ni?o prodigio. En el verano de 1981 lleg¨® al Atl¨¦tico de Madrid. Ten¨ªa 21 a?os y le result¨® dif¨ªcil establecerse en el equipo. Ubicado principalmente en la banda izquierda por su condici¨®n de zurdo, Hugo S¨¢nchez estaba lejos de la porter¨ªa, problema que le obligaba a aparecer en el ¨¢rea con diagonales. Aprendi¨® r¨¢pido y bien. Con el tiempo se convirti¨® en un maestro de la sorpresa. Hab¨ªa otro asunto que resolver. Era un jugador sin regate, dificultad que parcialmente resuelven los extremos explosivos.

Hugo S¨¢nchez era m¨¢s r¨¢pido que veloz. Le sobraba t¨¦cnica, pero le faltaba dribling. Durante media temporada, la hinchada le mir¨® con sospecha y el club, tambi¨¦n. Su repunte final le sirvi¨® para acabar la Liga con ocho goles y evitar la salida del Atl¨¦tico de Madrid, donde nunca lleg¨® a anotar 20 tantos en los tres siguientes campeonatos. La progresi¨®n, en cambio, no enga?aba a nadie. Termin¨® la temporada 1984-85 con 19 goles y el t¨ªtulo de campe¨®n de Copa.
Su paso al Real Madrid levant¨® pol¨¦mica y abri¨® heridas en la hinchada del Atl¨¦tico. El jugador que hab¨ªa llegado de puntillas sali¨® del club como un delantero sensacional. Hugo S¨¢nchez hab¨ªa incorporado a su juego todos los elementos que le convirtieron en un goleador de ¨¦poca. Elimin¨® todos los elementos que molestaban a su eficacia ¡ªcuesta recordarle un regate en el Real Madrid¡ª y economiz¨® todos sus gestos. No hab¨ªa nada superfluo en su manera de jugar. Nunca intent¨® lo que no pod¨ªa hacer. Eso significaba estar siempre bien perfilado para controlar la pelota y jugar a uno o dos toques, no m¨¢s.
La ecuaci¨®n econom¨ªa-t¨¦cnica fue decisiva en su eficacia, aunque no tanto como para explicarle como goleador. De su dif¨ªcil experiencia en la banda izquierda rescat¨® la ventaja de colocarse en los costados del campo y confundir a los centrales. Era muy listo para retrasarse, evitar los marcajes, recibir la pelota y desplazarla, beneficiado por su preciso golpeo. Del resto se encargaba un car¨¢cter del demonio que sacaba de quicio a sus rivales y un timing impecable: sab¨ªa cu¨¢ndo, c¨®mo y ad¨®nde llegar. El ¨¢rea, por supuesto.
Siempre parec¨ªa estar desmarcado y generalmente lo estaba, por una raz¨®n. Hugo S¨¢nchez ha sido uno de los grandes enga?adores del f¨²tbol: insinuaba algo y hac¨ªa lo contrario. Disfrutaba tambi¨¦n en el l¨ªmite del fuera de juego, donde obten¨ªa r¨¦dito de su fenomenal arrancada, de una concentraci¨®n extrema y de la impaciencia de sus marcadores. Del resto se ocupaba su apetito por el gol ¡ªle gustaba muy poco compartir ese fest¨ªn¡ª y una suprema variedad de recursos en el remate, a un toque casi siempre y todos en la temporada 1989-90.