?l no lo sab¨ªa, pero Michael tambi¨¦n era txuri-urdin
?l no lo sab¨ªa, pero Michael Robinson tambi¨¦n era un poco de la Real Sociedad. Quiz¨¢ se fue sin saberlo. Aunque sospecho que algo sospechaba. Tantas referencias cari?osas a los colores txuri-urdin, tantos gui?os... eso no pod¨ªa ser fruto de la casualidad. Michael Robinson nunca jug¨® vestido de azul y blanco, pero su respeto hacia todo lo donostiarra siempre nos llen¨® de orgullo y en Gipuzkoa nos hizo empatizar m¨¢s si cabe con su persona.
Con Michael era imposible llevarte mal, no hab¨ªa quien no le apreciara. Su inconfundible y eterno acento te encandilaba, su sonrisa te envolv¨ªa y su tono pausado para explicar el f¨²tbol te enganchaba. Y luego encima iba el t¨ªo y se sacaba de inagotable 'chistera' una maqueta de Atotxa para hacer de pizarra en los prometedores inicios de 'El D¨ªa despu¨¦s'. Con eso ya nos gan¨® a todos los 'realzales' para siempre. Pero es que ah¨ª no acababa el asunto. No contento con eso, Michael se permit¨ªa el lujo de decir que nuestro a?orado campo era "de postal" y que le recordaba en peque?o a su Anfield. Y eso, amigos, son palabras mayores, viniendo de quien ven¨ªa.
Y luego Michael, todo un campe¨®n de Europa, no lo olvidemos, eleg¨ªa a uno de los m¨¢s grandes de los nuestros, a Don Alberto 'Bixio' Gorriz como "el central m¨¢s elegante" al que se ha enfrentado. "Eras un caballero", le dijo a la cara en el Teatro Principal cuando visit¨® San Sebasti¨¢n por ¨²ltima vez para colgar el cartel de 'no hay billetes' con su 'Acento Robinson' de la SER. A Michael se le quer¨ªa en San Sebasti¨¢n. ?C¨®mo no le vamos a querer si defin¨ªa a nuestra ciudad como "la m¨¢s bonita de Europa"!
Gorriz y Robinson se vieron las caras sobre el campo y ambos recuerdan los 'palos' que se dieron. Nunca una mala cara. Siempre una sonrisa. As¨ª era Michael. Ese hombre que hab¨ªa vivido los cl¨¢sicos de Inglaterra, pero amaba los derbis vascos. "En el Pa¨ªs Vasco el derbi no termina nunca", dec¨ªa con conocimiento de causa. No era euskaldun, ni falta que hacia. Porque Michael era de todos, y al ser de todos conoc¨ªa la idiosincrasia de cada lugar de nuestro pa¨ªs. Se monetizaba y empatizaba. Y por eso empatiz¨¢bamos con ¨¦l. Michael era de todos, pero sobre todo de Osasuna, el Cadiz y, por encima de cualquier cosa, del Liverpool. Y de la Real. Eso nos hizo sentir aqu¨ª. Especiales. Como a m¨ª durante un segundo para eternidad, cuando me convirti¨® en personaje de uno de sus chistes. Un segundo que vale una vida. Descansa en paz, Michael, gracias por demostrarnos que se puede vivir con una sonrisa. Y por ser de la Real... aunque t¨² no lo supieras.