Rivalidades
Si hoy me cruzara con Jordan tal vez le dar¨ªa un pu?etazo". As¨ª se despachaba Reggie Miller en una entrevista hace poco. La rivalidad siempre ha tenido estas cosas. Miren a Tebas y Rubiales. Hay peleas que trascienden la competici¨®n para aterrizar en las peligrosas pistas del ego por el ego, mostrando lo peor del ser humano. Por suerte, otras rivalidades nos han dado mucho, haciendo crecer hasta lo inimaginable a quienes se enfrentaban. La m¨¢s cercana ya la conocen, Messi vs Cristiano, el enano hiperhabilidoso contra el ciborg ultramusculoso. Ambos han firmado diez a?os de oro para el f¨²tbol, con m¨²ltiples enfrentamientos directos, con la recuperaci¨®n de la desventaja en los Balones de Oro por parte de CR7 o con la reconversi¨®n constante de los dos jugadores, seg¨²n avanzaban en edad, para ampliar su repertorio futbol¨ªstico.
Ambos eran extremos en sus inicios y han ido mutando en sus capacidades, a?adiendo registros, Messi jugando cada vez m¨¢s atr¨¢s, ofreciendo m¨¢s posibilidades al equipo sin olvidarse de ser el principal estilete, y CR7 cada vez m¨¢s delantero centro, llegando a convertirse, en sus ¨²ltimas temporadas, en rematador puro al estilo de Hugo S¨¢nchez. Ambos se mejoraron mutuamente, se obligaron a reinventarse. Tambi¨¦n Nadal y Federer, LeBron y Curry, Ali contra Frazier, Bird y Magic, Karpov y Kasparov.
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Tendemos a satanizar los conceptos. A las palabras ambicioso o competitivo se les ha colgado el sambenito de traidoras. Sucede igual con el dinero: el vil metal. No olvidemos que no es el dinero, ni la ambici¨®n, ni la competitividad las que hacen el mal, sino el apego desaforado a la victoria o las posesiones y el llevar por bandera la m¨¢xima de que el fin justifica todos los medios. Eso nos envilece. Personas como Tebas, Rubiales, McEnroe, Mou y Reggie Miller son muestras de ello. En cambio, la competitividad como mejora, embellece el deporte y siempre ha sido un regalo para los aficionados. No lo perdamos nunca de vista. Competir bien siempre nos hace mejores.