Volveremos
Los m¨¢s optimistas opinan que esta terrible tragedia del coronavirus nos mejorar¨¢ como sociedad. Por ejemplo, que nos devolver¨¢ un f¨²tbol mejor, sin los excesos del presente. Yo estoy m¨¢s en la onda de Jorge Valdano, que en su ¨²ltima columna para El Pa¨ªs intuye lo contrario. Cualquier d¨ªa regresaremos a la normalidad y los ¨ªdolos volver¨¢n a los altares, dice. Y nosotros, a exigirles mientras agitamos el mando a distancia como una antorcha, espero. Lo echo de menos. Piensa Valdano que el f¨²tbol acompasa a la gente y que la gente, digan lo que digan, nunca cambia. Como estamos de acuerdo en que la cabra tira al monte y a cabritos no nos va a ganar nadie, voy a detenerme un rato en hablar de un f¨²tbol, este s¨ª, que ya nunca volver¨¢. Si aqu¨ª hemos perdido a Goyo Benito, en Italia lloran a Ezio Vendrame, que tambi¨¦n se fue esta semana. Ahora que echamos tanto en falta la libertad, entender¨¢n que hable de Vendrame justo ahora.
Ezio fue figura en el f¨²tbol italiano de los a?os setenta. Un campe¨®n rebelde que entretuvo al pa¨ªs durante los duros a?os de plomo. Un caballo salvaje. La rompi¨® tanto en el Vicenza que le comparaban con George Best. Ayudaba su regate imparable pero tambi¨¦n sus gre?as y un amor sincero por la verbena. Su leyenda es un collar engarzado de gemas extravagantes dentro y fuera del campo. Cuentan que fingi¨® una lesi¨®n de dos meses en la SPAL para pas¨¢rsela encamado con su novia. John Lennon sin coartada intelectual y seguramente sin pijama. Que contra el Blackpool, harto de que un rival le acariciara los tobillos, le agarr¨® del cuello y le espet¨® un beso con lengua en mitad del campo. Tambi¨¦n que era capaz de regatear a ocho rivales para acabar sent¨¢ndose en el bal¨®n antes de marcar mientras imitaba el cacareo de una gallina. O que en cierta ocasi¨®n se son¨® los mocos con el bander¨ªn de c¨®rner justo antes de clavar a continuaci¨®n un gol ol¨ªmpico.

Vendrame cambi¨® el f¨²tbol por la poes¨ªa y apur¨® los ¨²ltimos a?os de una vida plena retirado en su pueblo, Casarsa, el mismo donde creci¨® Pasolini. El gran periodista Gianni Mura, tambi¨¦n fallecido recientemente, consigui¨® entrevistarle all¨ª mismo y Vendrame le cit¨® en el cementerio, junto a la tumba del cineasta. "Es la persona m¨¢s viva de este pueblo", le espet¨®. Vendrame fue un revolucionario sobre el verde, pero como Valdano, no era demasiado optimista con la raza humana cuando abandonaba el estadio. Confinado por voluntad propia en Casarsa, escribi¨®: "Si la gente de aqu¨ª se ha olvidado de Pasolini, c¨®mo no se van a olvidar de m¨ª". La vida sigue, el f¨²tbol lo absorber¨¢ todo. Volver¨¢n los ¨ªdolos y el reba?o. Los viejos vicios. Seguramente sea mejor as¨ª.