Autoeng¨¢?ate
A veces consigues arrancarle el mando a tu hija de cuatro a?os de las manos y entras en los canales en los que se emit¨ªa el f¨²tbol, por si acaso. Por si nada, en realidad. Es una ficci¨®n. No hay f¨²tbol, ni previas, ni res¨²menes, ni hostias. Pero qui¨¦n renuncia a vivir sin autoenga?arse, confiando en que por sorpresa se juegue el City-Madrid. No est¨¢n los tiempos para poner en peligro las peque?as felicidades, aunque sean falsas. Necesitas pensar que suceder¨¢n cosas que jam¨¢s van a pasar, como que hoy dos y dos ser¨¢n cuatro y pico, casi cinco, solo porque te apetece. Adem¨¢s, nadie se deshace as¨ª como as¨ª de las viejas costumbres. El canal donde emiten partidos, despu¨¦s de algunos a?os, se vuelve un lugar al que llegas por inercia, de memoria, como cuando te levantas en mitad de la noche a hacer pis y caminas hasta el ba?o sin encender la luz y sin chocar con nada.
Saber que siempre habr¨ªa partido, y d¨®nde, te aliviaba. En caso de que las cosas se pusiesen feas en el trabajo, o en casa, o dentro de tu cabeza, hab¨ªa un refugio para ti. El partido no arreglaba tus problemas, pero los aplazaba. Eso ya es mucho. Recuerdo que cuando mi viejo Megane hac¨ªa ruidos extra?os, yo pon¨ªa la m¨²sica a tope para neutralizar el miedo a sufrir una aver¨ªa. Pero "el partido" se fue desvaneciendo en las ¨²ltimas semanas, hasta ser solo un espejismo. Te queda el consuelo de que lo ¨²ltimo que viste en tu vida fue un Liverpool-Atl¨¦tico, asistiendo de paso a un milagro.

Somos animales, en el fondo. En ese momento, con el mando al fin en tu poder, buscas f¨²tbol televisado desesperadamente. No te sientes muy diferente a esos perros a los que se les muere el due?o y dan vueltas por el cementerio hasta que encuentran su tumba y se acuestan al lado, a esperar a que vuelva. Pasaron tantas horas desde el ¨²ltimo partido que ves fantasmas. No es desagradable. Qued¨® todo tan a la mitad que te parece que puede ganar la Champions y LaLiga el equipo que t¨² quieras, dentro de una cierta l¨®gica. Es una esperanza rid¨ªcula, pero leg¨ªtima, basada en la ciencia y las probabilidades.