Una historia de f¨²tbol
11 de marzo de 2012. Como casi todos los domingos de mi vida hasta entonces, me levant¨¦ pronto para ir a jugar un partido de f¨²tbol. Ese d¨ªa concretamente visitaba al CF Fuenlabrada defendiendo los colores del Real CD Carabanchel. Un encuentro de Tercera Divisi¨®n con su millar escaso de espectadores. Por todo lo alto, eso s¨ª. A diez jornadas para el final, ellos iban segundos y nosotros terceros, a tres puntos. Perdimos 2-1. Yo tengo muy presente aquel d¨ªa. Pero hay quienes se han olvidado lo que eran hace tan s¨®lo ocho a?os.
Aquel verano me mud¨¦ al sur, firm¨¦ por el Racing Club Portuense, tambi¨¦n en Tercera, entrenado por Mere Hermoso. Desde el club, hab¨ªan pedido informaci¨®n sobre m¨ª a, entre otros, Miguel Melgar, director deportivo de aquel Carabanchel. Avanzada aquella temporada, justo un a?o despu¨¦s del partido en Fuenlabrada, empec¨¦ a sentir los primeros s¨ªntomas de la ELA. Aguant¨¦ otro a?o m¨¢s jugando hasta que la enfermedad se hizo oficial, me retir¨® de los campos y comenz¨® a recluirme en mi casa.
All¨ª empez¨® a venir de vez en cuando Mere en 2016. Me contaba detalles de su trabajo en el C¨¢diz B. Yo ya estaba inm¨®vil en la cama. Poco a poco y sin ning¨²n compromiso, me iba pidiendo opini¨®n Y la f¨®rmula de comunicaci¨®n entre ambos estaba ya muy avanzada dos a?os despu¨¦s, tras dos ligas ganadas con el filial amarillo.
Llegamos as¨ª al verano de 2018. El Fuenlabrada, en Segunda B y con cartel de favorito, se qued¨® sin entrenador en plena pretemporada. El director deportivo era precisamente Melgar, con quien, adem¨¢s de lo contado al principio, yo mantengo amistad desde que en 2007 fuimos compa?eros de equipo en el CF Rayo Majadahonda. Estaba al tanto de mi relaci¨®n especial con Mere y me escribi¨® para preguntar detalles t¨¦cnicos y de su personalidad. Esta consulta result¨® definitiva para que el Fuenlabrada le diera a Mere la primera oportunidad de entrenar fuera de la provincia de C¨¢diz. Melgar, adem¨¢s, me contrat¨® para realizar esa funci¨®n extra?a y a distancia y que iba a medias entre un analista y un asesor t¨¦cnico del entrenador y tambi¨¦n del director deportivo.
La temporada fue hist¨®rica. Campeonato de Segunda B y ascenso con superioridad abrumadora ante el Recreativo de Huelva, club fundado casi un siglo antes que el Fuenlabrada. Todos (el club, la ciudad, la afici¨®n, el presidente, el director deportivo, el entrenador y el cuerpo t¨¦cnico, yo incluido) alcanzamos juntos por primera vez el f¨²tbol profesional. El inicio del estreno en Segunda de la presente temporada ha sido el mejor de un debutante en cualquier categor¨ªa nacional desde los a?os 40. Nosotros en el cuerpo t¨¦cnico, a pesar de estar en puestos de playoffs de ascenso a Primera todas las jornadas hasta hace un mes, hemos mantenido la calma y no se nos ha olvidado que ¨¦ramos los m¨¢ximos favoritos al descenso. La permanencia es el objetivo y se estaba cumpliendo sobradamente.
Nos lleg¨® la mala racha que todos d¨¢bamos por hecho. Trece partidos sin ganar, pero con ocho empates, algunos de mucho m¨¦rito como los recientes en Zaragoza o Almer¨ªa. Nosotros sab¨ªamos que, de las 42 jornadas, no ganar en 28 de ellas nos segu¨ªa valiendo para mantener la categor¨ªa. As¨ª que ni Mere ni sus ayudantes ni, lo m¨¢s importante, los jugadores sent¨ªamos ning¨²n miedo porque 13 de esos 28 partidos sin ganar se hubieran dado ahora de forma consecutiva. El equipo cre¨ªa en la idea igual que cuando consigui¨® el gran colch¨®n a costa de demostrar que puede ganar a cualquiera en Segunda divisi¨®n.
Pero los nervios llegaron absurdamente al palco antes que a la grada o al vestuario. Mere, cuyo obsesivo trabajo nos hizo a los dem¨¢s de Segunda, jam¨¢s al rev¨¦s, ha sido cesado. A pesar de toda la excelencia demostrada, no se le ha dado la posibilidad de completar el objetivo que brillantemente est¨¢bamos cumpliendo hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
La gente del f¨²tbol estamos acostumbrados a estas decisiones. Pero, al igual que pasa con la violencia, el machismo, la homofobia o la corrupci¨®n, yo me niego a mirar hacia otro lado y darlas por aceptables dentro del f¨²tbol. Esto ha sido un acto de desagradecidos y desleales. Tener miedo a descender cuando se preside al club de menos presupuesto de los 22 significa no estar a la altura del cargo. No pasa nada, es joven y aprender¨¢ de estos errores. Porque ahora el equipo se puede salvar o descender, pero lo que ya es un descenso a regional en t¨¦rminos ¨¦ticos es la decisi¨®n tomada.
Yo present¨¦ mi renuncia inmediatamente. Melgar no se lo esperaba, contaba con mi continuidad. Y podr¨ªa haber seguido poniendo mi granito de arena y ayudar a Jos¨¦ Ram¨®n Sandoval, que tambi¨¦n fue mi entrenador y le tengo aprecio. Pero no puedo seguir haciendo el gran esfuerzo que me supone mi funci¨®n en un club que es capaz de hacer lo que acaba de hacer. Por muy agradecido que est¨¦ por la oportunidad que me dieron. Cuando los amigos se equivocan gravemente, debemos ser los primeros en hac¨¦rselo saber.
Esta es una historia m¨¢s de f¨²tbol, que pronto quedar¨¢ en el olvido. Nadie le dar¨¢ ninguna importancia, y menos la trascendental que yo le doy. Al menos, aqu¨ª queda por escrito.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.