Zidane, sin escudo ni lanza
El ejercicio de remontar al City en M¨¢nchester empieza a vislumbrarse como una quimera. Si no hab¨ªa bastante con la sanci¨®n a Sergio Ramos, las lesiones de Courtois y de Marcelo llegan en el momento ¨¢lgido de la temporada. El Real Madrid camina cargado de dudas, capaz de transmitir todo durante media hora contra el Bar?a o nada contra el Betis. Para un partido as¨ª, la experiencia es un grado. No estamos hablando de dos jugadores cualquiera. El belga se encontraba en el mejor momento desde su llegada al Real Madrid. Salvo su cuestionable error en el gol de Morales en el Ciudad de Valencia, sus prestaciones estaban resultando superlativas, agrandando su figura en el Cl¨¢sico y con intervenciones de enorme m¨¦rito en casi todos los partidos.
Marcelo se antojaba como pieza imprescindible para so?ar con la remontada. En un equipo donde la capacidad de sorpresa se circunscribe al desborde de Vinicius y a la creatividad de Isco cuando le dejan, su imaginaci¨®n podr¨ªa ser uno de los pocos argumentos diferenciales a los que agarrarse. Es verdad que su poca aportaci¨®n defensiva puede resultar desesperante y todos los equipos saben que al Madrid se le hace da?o a la espalda de sus rizos, pero para corregirle est¨¢n la experiencia de Casemiro o la energ¨ªa de Valverde. No se llega a cuestionar la sombra de Roberto Carlos en el Madrid sin ser un lateral de ¨¦poca. Marcelo lo es. Mendy, su sustituto natural, tiene la juventud, el empuje y el f¨ªsico, pero en talento est¨¢ en las ant¨ªpodas del brasile?o.
Por mucho que la evidencia haga pensar que la remontada es imposible, cu¨¢nto m¨¢s alta parece la monta?a nadie conoce el camino a la cumbre mejor que el Real Madrid. Sin los capitanes ni Courtois, s¨®lo cabe aferrarse a un valor seguro. El ADN est¨¢ por encima de cualquier individualidad. Esa es la esperanza.