El Cl¨¢sico de Vinicius
Magia brasile?a. Los Madrid-Bar?a se recuerdan por sus momentos, por instantes ¨²nicos que permiten valorar lo grande que es el f¨²tbol. Mucho Messi, mucho Griezmann, mucho Benzema... pero al final el Cl¨¢sico se decidi¨® por la magia de un cr¨ªo que tiene 19 a?os y lleva el 25 a la espalda y por el gol de garra, temperamento y orgullo vikingo de otro chaval que llevaba el dorsal n¨²mero 24 y se llama Mariano. Al f¨²tbol se juega con la cabeza, pero se ejecuta con el coraz¨®n. El Madrid exhibi¨® en el segundo tiempo el peso de su historia, de su laureado escudo, de ese Bernab¨¦u que rugi¨® como en los buenos tiempos para complacer la llamada del oyente que Zidane efectu¨® en la v¨ªspera del duelo. Cuando se re¨²nen todos esos factores lo mejor es callar, asumir tu derrota y dar las gracias si al final evitas que te caiga un saco. Hasta Messi, que ya lleva seis Cl¨¢sicos y dos a?os y medio sin meter un solo gol en el Bernab¨¦u, se le hizo de noche en una arrancada en la segunda parte en la que Marcelo le reba?¨® un bal¨®n claro para definir. El triunfo del Madrid tiene su peso en oro m¨¢s all¨¢ de lo clasificatorio. Es una inyecci¨®n de moral, un subid¨®n de adrenalina blanca, un golpe en la mesa que traspasa fronteras. Los blancos vuelven a ser el equipo con m¨¢s goles en la historia de la Liga y es el que m¨¢s triunfos ha cosechado en los Cl¨¢sicos. El Rey vuelve a ser el Rey. Por noches as¨ª se explica que la mayor parte de la poblaci¨®n sea de este equipo. Antes del partido compart¨ª ilusiones y sue?os con madridistas llegados desde Cuba, Honduras, Venezuela, Miami, Houston, New York, Boston, Chicago, Las Vegas, Los ?ngeles, Colombia, M¨¦xico (?much¨ªsimos!)... Un equipo universal, sin fronteras, que se abraz¨® al mundo entero gritando fuerte el ?Hala Madrid!
Se?ales. No les voy a negar que estaba esc¨¦ptico antes del Cl¨¢sico. La cornada de la Champions todav¨ªa sangraba y opt¨¦ por ponerme en lo peor. Por la ma?ana me fui a andar, a quemar energ¨ªa, a desfogar mi ansiedad en un circuito exigente de dos horas. Cuando estaba cerca de terminar, sudoroso y agotado, me cruc¨¦ con un ni?o de siete u ocho a?os cogido de la mano de su mam¨¢. Me mir¨® y para mi sorpresa se ech¨® el pu?o a la altura de su coraz¨®n y me dijo entusiasmado: "Roncero, ganamos al Bar?a seguro". La fe de un cr¨ªo desterr¨® mis miedos y me hizo recuperar la ilusi¨®n en la cita nocturna. Una fe que se multiplic¨® por mil cuando supimos que Cristiano, nuestro a?orado Cristiano, se hab¨ªa olvidado de su domingo libre en Tur¨ªn para coger un avi¨®n y asistir al Cl¨¢sico en el santuario de sus cuatro Champions, cuatro Balones de Oro y 450 goles. El portugu¨¦s siempre ser¨¢ madridista y su sola presencia dio fuerza a la grada y a sus excompa?eros. Cristiano, con su sola presencia en el Bernab¨¦u, acogot¨® a Messi, que quiz¨¢s jug¨® dubitativo imaginando que de pronto aparecer¨ªa la figura del coloso para amargarle la noche, como hiciese el 7 durante tantos a?os. S¨®lo fueron se?ales, pero las dos maravillosas.
Vini, 'The Best'. Llega la hora de darle galones y de decirle a Karim y compa?¨ªa que dejen de rega?arle cuando falla un bal¨®n como si fuese un meritorio. El brasile?o es ahora mismo el nuevo ¨ªdolo del madridismo. El Bernab¨¦u le adora, sobre todo esos ni?os que ven reflejado en su entusiasmo adolescente la imagen del futuro de este grandioso club. Esta noche m¨¢gica le debe mucho a Vini. D¨¦jenle crecer. Ya no esa una promesa, es una bendita realidad. Cambio clim¨¢tico. Liderato recuperado. Manchester City, est¨¢s avisado...