La promesa imposible de Seti¨¦n y la quimera de Cruyff
Quique Seti¨¦n es presentado como entrenador del Barcelona y suelta esto: "S¨®lo garantizo que mi equipo va a jugar bien". Prensa y p¨²blico lo escuchamos y me sorprendo por que nadie se lleve las manos a la cabeza ante semejante barbaridad. Si no pasa, pienso, es porque ya parece que todos hemos perdido la perspectiva. Garantizar que tu equipo va a jugar bien es un imposible absoluto. Debe ser la aspiraci¨®n de todo entrenador, por supuesto que s¨ª, pero muy pocos lo consiguen cada temporada. As¨ª que lo que dijo Seti¨¦n es tan esperp¨¦ntico como si hubiera afirmado: "S¨®lo garantizo que vamos a conseguir el triplete". No es nada que se pueda dar por seguro jam¨¢s, por mucho que pongamos todo nuestro empe?o para lograrlo.
Ahora saltar¨¢ alg¨²n purista con que el t¨¦cnico c¨¢ntabro hablaba del estilo. Pues que se la envaine. Porque entonces Seti¨¦n tendr¨ªa que haber dicho que garantizaba su apuesta por el juego de posici¨®n, idiosincrasia que comparten este entrenador con su nuevo club. El problema surge porque se ha generalizado la definici¨®n 'jugar bien' como sin¨®nimo de este estilo y de todos los que se basan en la posesi¨®n, pero no puede ser m¨¢s err¨®nea. Hay muchas formas de jugar bien y se puede hacer desde todos los estilos existentes. Porque jugar bien es hacer en cada situaci¨®n del juego lo que corresponde seg¨²n el plan trazado de antemano y seg¨²n las caracter¨ªsticas y cualidades individuales y colectivas de ese determinado equipo. Y se consigue cuando un conjunto se impone al oponente a trav¨¦s de este planteamiento bien realizado, aunque a veces el marcador no le d¨¦ la raz¨®n. ?sta es la clave, el objetivo y la dificultad m¨¢xima del f¨²tbol. El Getafe, por ejemplo, est¨¢ jugando muy bien el f¨²tbol, y lo hace desde un estilo totalmente opuesto.
Seti¨¦n admite su admiraci¨®n hacia Johan Cruyff. Est¨¢ influido por su legado y buscar ser continuador del estilo que el holand¨¦s institucionaliz¨® con el Dream Team. La directiva y direcci¨®n deportiva que le ha escogido conf¨ªa en ello, pero estos dirigentes son los primeros que demuestran una p¨¦rdida total de perspectiva. Han despedido a Ernesto Valverde despu¨¦s de ganar dos Ligas consecutivas y cuando acababa de ser campe¨®n de invierno en la tercera. Es decir, dejando a un lado a los agitadores de la actualidad, Valverde quedar¨¢ en la historia del club como un entrenador campe¨®n que hizo funcionar al equipo, que le hizo jugar bien. Est¨¢ marcado por dos derrotas muy puntuales en escenarios de impacto en el f¨²tbol europeo. Derrotas dolorosas, pero que no tienen nada de deshonrosas.
Para ver lo desenfocado que tienen el an¨¢lisis demasiados en el mundo cul¨¦, basta acudir a la obra del t¨®tem fundacional. Hay datos que son esclarecedores. Cruyff gan¨® cuatro ligas y, si pasamos aquellas estad¨ªsticas al sistema de tres puntos por victoria, observamos la verdadera magnitud del dominio del Dream Team, mucho menor que lo que su leyenda cuenta. S¨®lo la primera la consigui¨® con holgura, con lo que ser¨ªan 82 puntos. En las otras tres, lleg¨® segundo a la ¨²ltima jornada y consigui¨® el t¨ªtulo in extremis con 78, 83 y 81 puntos respectivamente. N¨²meros parecidos a los de las Ligas posteriores de Van Gaal y Rijkaard.
Si los 93 y 87 que consigui¨® Valverde no han sido valorados como lo que son, dos temporadas excelentes, es porque desde hace diez a?os hemos asumido como normal lo que no lo es. Hacer 90 o 100 puntos es un logro al alcance s¨®lo de los mejores equipos de la historia. Las estad¨ªsticas de Cruyff tienen un significado por encima de todo: su Barcelona campe¨®n era m¨¢s vulnerable de lo que se recuerda. Aparte de dar exhibiciones inolvidables, tambi¨¦n sufri¨® derrotas y tropiezos muy sonados. Como visitar a un equipo en descenso como el C¨¢diz y perder 4-0. O que uno de los peores equipos del Atl¨¦tico de Madrid de los ¨²ltimos 30 a?os le remonte un 0-3 al descanso para acabar cayendo por 4-3. Aquello s¨ª fue un desastre y no lo de la Supercopa en Arabia.
En definitiva, Cruyff se equivocaba varias veces al a?o. Algo que no deber¨ªa extra?ar. Pero la excelencia del proyecto Guardiola, continuado por Vilanova y alargado por Luis Enrique, con una concentraci¨®n de talento extremo comandada por Messi, ha terminado por confundirnos a todos. La edad est¨¢ desmantelando aquella generaci¨®n irrepetible. Y la confusi¨®n de los dirigentes se ha llevado por delante a Valverde, un m¨¢s que digno encargado de pilotar el aterrizaje en la normalidad despu¨¦s de una d¨¦cada volando por la estratosfera. Ahora Seti¨¦n tendr¨¢ que conseguir que su equipo juegue bien para saber lo que cuesta sumar 80 puntos.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.