De Sierra Nevada al Everest
Sucede algo contradictorio en el Espanyol. Una lucha entre los vicios adquiridos en el pasado y las virtudes del presente, que se entrelazan hasta que la cabra tira al monte y, a diferencia de las pelis de Hollywood, no ganan los buenos. El equipo de Abelardo, mejorado en l赤neas generales respecto a la versi車n ofrecida en casa ante el Athletic, donde arranc車 un empate acaso inmerecido, marc車 el primero en un penalti (adivinen, s赤, de Ra迆l de Tom芍s, quien tambi谷n lo forz車) y tuvo inmediatamente el segundo, incluso el tercero, en dos jugadas de las que gustan al t谷cnico asturiano: robo, transici車n r芍pida y finalizaci車n. Pero lo que lleg車 fue el empate del Granada. Y a los pocos segundos de la reanudaci車n, justo cuando quien se juega la vida debe salir a morder, la puntilla del 2-1.
Advert赤a D赤dac esta semana que, en el abc de Abelardo a la plantilla, el ※primer mensaje est芍 claro: no conceder atr芍s y ser contundentes§. Pues resulta que no. Dos flagrantes errores individuales de los que llevan conden芍ndole seis meses, entre?Javi L車pez e Iturraspe en el primer tanto y, sobre todo, de Naldo en el segundo, anularon la segunda parte de la ecuaci車n del entrenador, ※a partir de ah赤, todo el mundo debe sacar su f迆tbol§. Lo hubo, siempre con RdT, primero con un Calleri inspirado cuando ca赤a en banda y especialmente luego con Embarba en la izquierda. Al Espanyol ya no le sale su media inglesa a la inversa. De Sierra Nevada al Everest.