Seti¨¦n, por la obra y gracia de Piterman
El Bar?a tiene que agradecer su nuevo entrenador a Dmitry Piterman. Dicen que los que pasamos por el mundo, por malos que seamos, algo bueno dejamos. Debe ser verdad porque hasta el paso del extravagante ucraniano dej¨® (aparte de tres clubes, Palam¨®s, Racing y Alav¨¦s, al borde de la desaparici¨®n) una herencia que hay que agradecerle: ¨¦l convirti¨® en entrenador a Quique Seti¨¦n. No, por supuesto, porque le confiara un proyecto, no, fue porque Piterman se carg¨® lo que Quique cre¨ªa su misi¨®n en la vida, construir un gran club, su club, su Racing.
Quique, tras dejar de jugar, que le cost¨®, no so?aba con ser entrenador, so?aba con ser director deportivo del Racing y controlarlo todo, de la cantera al primer equipo. De hecho, lo demostr¨®: cuando por circunstancias tuvo que coger al equipo en descenso y lo subi¨® a Primera, en la temporada 2001-02, ¨¦l mismo decidi¨® apartarse del banquillo, nombr¨® entrenador a Manolo Preciado, que estaba entonces al frente del filial en Tercera, y ¨¦l se volvi¨® al despacho. Porque quiso, porque ten¨ªa un sue?o.
Seis meses despu¨¦s, Piterman compr¨® el club y el mismo d¨ªa que entr¨® por la puerta de El Sardinero salieron por la ventana Quique, Manol¨ªn y aquel Racing so?ado. Fue un d¨ªa de l¨¢grimas y Seti¨¦n estuvo un a?o en casa, sin hacer nada m¨¢s que jugar al ajedrez, hasta que se cans¨® y decidi¨® hacerse entrenador... De Piterman a Bartomeu. La vida.