Un gran tipo, pregunten a quien quieran
Vi un comentario de Laia Sanz en Instagram y de pronto me vine abajo. Quiz¨¢ eso es el Dakar. No eran s¨®lo las palabras: "Uno de los mejores del vivac. Un ejemplo y un dakariano aut¨¦ntico. Todo el mundo te quer¨ªa Paulo! Un abrazo a la familia y amigos". Y los record¨¦ juntos, charlando. La familia no es solo su familia, en sentido estricto, su familia tambi¨¦n es el Dakar. Y esto no es literatura barata. Viv¨ª un Dakar que algunos califican de light, porque era el de Sudam¨¦rica y no el de ?frica, el que Thierry Sabine hab¨ªa inventado. Pero en ese Dakar tambi¨¦n se compart¨ªan penas y sufrimientos.
En pocos deportes se vive lo que se vive all¨ª. Uno se desvelaba, sal¨ªa a dar una vuelta por el campamento a las cinco de la ma?ana y o¨ªa el sonido de una cremallera. El que abr¨ªa la tienda de campa?a era Marc Coma, que defend¨ªa t¨ªtulo pero dorm¨ªa sobre la arena del desierto de Atacama. Sin poder pegar ojo, decid¨ª tomarme un caf¨¦ para entrar en calor y compart¨ª mesa con Paulo Gon?alves. "?Qu¨¦ tal todo?", me pregunt¨®, cuando quien ten¨ªa que preguntarle 'qu¨¦ tal todo' era yo a ¨¦l, que se la jugaba entre fesh fesh, piedras, desfiladeros y r¨ªos que con las tormentas del verano austral se convert¨ªan en mares. Paulo era un deportista ejemplar, buen compa?ero y ninguna de estas palabras son gratuitas. Pregunten a quien quieran. Se ha ido un buen tipo y el Dakar lo sabe mejor que nadie.