Claris¨ªsimo
Butrague?o, superlativo. Un ¡®caray¡¯ en boca de Emilio Butrague?o se traducir¨ªa en google como un exabrupto malsonante del m¨¢s alto nivel. Butrague?o ha demostrado que es ¨²nico en su educaci¨®n y que no tiene parang¨®n a la hora de elegir palabras que marquen ¨¦poca. Ya sabemos que hay penaltis, penaltis claros, penaltis clar¨ªsimos y penaltis claris¨ªsimos. Igual que hay un buen presidente, un gran presidente, el mejor presidente y el Ser Superior.
Cuestionando la competici¨®n. Hay que tener clase hasta para quejarse, pero una cosa es el calent¨®n propio del Cl¨¢sico en la versi¨®n oficial y otra bien distinta las permanentes apelaciones a la ¡®mano negra¡¯ en las versiones oficiosas. Cuestionar las intenciones de los ¨¢rbitros y, por tanto, la pureza de la competici¨®n no es ninguna broma. M¨¢s all¨¢ de que uno est¨¢ en contra del VAR de base porque, en el f¨²tbol como en la vida, hay que convivir con el error, lo menos que se puede apelar es a intentar impartir la m¨¢xima justicia. Ir a ver una jugada al monitor deber¨ªa ser obligatorio, no para refrendar la opini¨®n del otro ¨¢rbitro, sino para tener una mayor perspectiva de lo visto sobre el c¨¦sped. Si no entienden que la sensaci¨®n de injusticia se multiplica, es que no han comprendido nada. Si quejarse tiene premio, como parece que ha ocurrido con el Barcelona despu¨¦s del partido de Anoeta, h¨¢gase, pero como t¨¢ctica, no como cuestionamiento del sistema.
Una pena. Es obligatorio comprender las quejas del Real Madrid, pero esta insistencia en el plano arbitral del Cl¨¢sico difumina la mejor realidad para los blancos, que fue su puesta en escena en el Camp Nou, su capacidad para minimizar al Barcelona, su gran intensidad y sus llegadas en ataque, aunque sin premio. Le¨ª a Manu Guti¨¦rrez que s¨®lo Mendy lanz¨® m¨¢s balones al ¨¢rea que todo el Barcelona, casi como met¨¢fora del buen hacer de los blancos en este partido. Hablar s¨®lo del VAR tambi¨¦n debilita.
Los prejubiladores de Isco. El duende ha vuelto para sorpresa de los que ve¨ªan en ¨¦l a un futbolista amortizado. Encontr¨® la confianza de Zidane en partidos importantes y el malague?o vuelve a ver el horizonte en su club y en la Selecci¨®n. El talento le desborda, pero ha entendido que, sin correr, su f¨²tbol no va a encontrar para¨ªso. Ganarle la mano a Modric a ojos del entrenador son palabras mayores. Otra de las peque?as conquistas de Zizou, que ha devuelto la sonrisa a su equipo. Por cierto, fue el que menos se quej¨® de los penaltis. Le gusta m¨¢s el f¨²tbol que las pol¨¦micas.