Ante el Cl¨¢sico m¨¢s politizado
Este Cl¨¢sico, que pilla a los contendientes empatados, llega emponzo?ado por una zaragata que no se puede ignorar. Algunos culpan al aplazamiento, que juzgan innecesario, pero si no recuerdo mal para la fecha primigenia ya estaban convocadas acciones de eso que se llama Tsunami Democratic, sintagma falaz. Pero el caso es que se juega hoy y se anuncia la toma de los accesos al campo, hasta el punto de que los jugadores del Bar?a no ir¨¢n, como suelen, desde casa y en sus coches. Comer¨¢n y se echar¨¢n la siesta en el Hotel Sof¨ªa (otrora Reina Sof¨ªa), lo mismo que el Madrid, que ir¨¢ all¨ª seg¨²n aterrice en Barcelona.
Luego, todos al campo, juntos aunque me figuro que no revueltos. Imagino a las fuerzas del orden organizando una especie de tortuga romana en cuyo centro viajen los dos equipos esos pocos centenares de metros que separan el hotel del estadio. El primer triunfo, que doy por descontado, ser¨¢ que lleguen al campo en tiempo y hora. El siguiente, que el alboroto ambiental no impida que el choque se desarrolle sin interrupciones. Lo dem¨¢s lo pondr¨¢n los veintitantos jugadores extraordinarios que saltar¨¢n al campo, cuyo mandamiento ¨²nico es hacer todo lo posible por ganar el partido. Los Messi, Benzema, Sergio, Piqu¨¦... Gente grande.
Es dif¨ªcil pretender que el f¨²tbol viva al margen de cosas que las entendamos, aprobemos o no, pasan. Se cerr¨® el aeropuerto de El Prat, se cort¨® el AVE en Girona, se corta la autopista de La Junquera, se cort¨® no s¨¦ cu¨¢ntas veces la Via Laietana y la Plaza Urquinaona. ?Se puede salvar de eso el Cl¨¢sico, el Camp Nou? Ojal¨¢ s¨ª. El Cl¨¢sico es nuestro producto exportable m¨¢s celebrado. El f¨²tbol s¨®lo es la m¨¢s importante de las cosas peque?as. No da soluciones, pero s¨ª alegr¨ªas. Un Cl¨¢sico merecer¨ªa, como los viejos Juegos de Olimpia, una tregua sagrada. Pero los que sacaron a Rufi¨¢n de una manifestaci¨®n por ¡®botifler¡¯ estar¨¢n lejos de pensar as¨ª.